El escritor Salman Rushdie, conocido por su obra ‘Los versos satánicos’, ha sido el centro de atención tras el ataque que sufrió en agosto de 2022. Hadi Matar, un joven de 27 años de Nueva Jersey, fue condenado a 25 años de prisión por intentar asesinar a Rushdie durante un evento cultural en el que el autor iba a dar una conferencia. Este ataque dejó a Rushdie con graves lesiones, incluyendo la pérdida de la vista en su ojo derecho y daños en su hígado e intestinos, lo que requirió una hospitalización de 17 días.
El juicio de Matar se llevó a cabo en un tribunal del condado de Chautauqua, donde fue hallado culpable de intento de asesinato en segundo grado. Durante el proceso, Rushdie testificó sobre el horror del ataque, que incluyó 15 puñaladas en diversas partes de su cuerpo. El jurado deliberó menos de dos horas antes de llegar a un veredicto de culpabilidad. Además de la condena principal, el juez David Foley impuso una sentencia adicional de siete años de cárcel por las heridas causadas al moderador de la conferencia, Ralph Henry Reese.
Matar, quien había declarado haber leído solo dos páginas de la obra que motivó el ataque, enfrenta también un juicio federal por cargos relacionados con apoyo al terrorismo. Se alega que su agresión fue inspirada por un discurso de Hasán Nasrallah, líder de Hizbulá, que apoyó la fatua emitida contra Rushdie en 1989 por el ayatolá Ali Jameini. Si es hallado culpable en este juicio, podría enfrentar una condena de cadena perpetua.
El ataque a Rushdie no solo ha puesto en evidencia la violencia contra escritores y la libertad de expresión, sino que también ha suscitado un debate sobre la responsabilidad de los autores y su influencia en la sociedad. En su libro de memorias ‘Cuchillo’, Rushdie narra su experiencia y reflexiona sobre el momento del ataque, donde su pensamiento predominante fue que estaba a punto de morir. A pesar de las adversidades, el autor ha continuado defendiendo la libertad de expresión y ha compartido su historia para inspirar a otros.
En una reciente aparición en el tribunal, Matar se presentó con el uniforme de prisionero y, en un giro inesperado, acusó a Rushdie de ser un “bully” y un “hipócrita”. Según Matar, Rushdie no representa verdaderamente la libertad de expresión, y en su declaración, mencionó a figuras como Edward Snowden y Julian Assange como verdaderos defensores de esta causa. Además, hizo referencia a Mahmoud Khalil, un antiguo estudiante de Columbia que ha sido detenido por el gobierno de Donald Trump, sugiriendo que estos individuos son los verdaderos héroes de la libertad de expresión.
El caso de Salman Rushdie ha reavivado el debate sobre la seguridad de los escritores y la protección de la libertad de expresión en un mundo donde la violencia y el extremismo son cada vez más comunes. La fatua que se emitió contra Rushdie en 1989 sigue teniendo repercusiones, y su historia es un recordatorio de los riesgos que enfrentan aquellos que se atreven a desafiar las normas culturales y religiosas.
A medida que se desarrolla el juicio federal de Matar, la atención del público se centra en cómo se abordarán los temas de terrorismo y libertad de expresión en el contexto de este caso. La condena de 25 años es un paso significativo en la búsqueda de justicia para Rushdie, pero también plantea preguntas sobre el futuro de la libertad de expresión y la seguridad de los escritores en todo el mundo. La historia de Rushdie es un testimonio de la resiliencia del espíritu humano y de la importancia de seguir luchando por la libertad de expresión, incluso en las circunstancias más difíciles.