La reciente escalada de violencia en la Franja de Gaza ha llevado a varios líderes internacionales, incluido el presidente francés Emmanuel Macron, a adoptar una postura más firme contra Israel. Durante un acto en Versalles, Macron advirtió que se implementarían «medidas concretas» si Israel no cesa su ofensiva militar y levanta las restricciones a la ayuda humanitaria. Esta declaración se produce en un contexto alarmante, donde más de 53,500 personas han perdido la vida en el conflicto en el último año y medio.
La postura de Macron se enmarca en un esfuerzo por liderar un movimiento internacional que condena la guerra en Gaza. A pesar de las implicaciones económicas que esto podría tener para Francia e Israel, el presidente ha decidido aumentar la presión sobre el Estado judío. Desde 2014, Francia ha vendido equipos militares a Israel por un total de 211,7 millones de euros, aunque el gobierno francés sostiene que estas ventas se limitan a armas de autodefensa y no incluyen armamento letal.
Este cambio de enfoque por parte de Macron se originó tras su visita a Egipto en abril, donde se reunió con el presidente egipcio Abdelfatá al Sisi y visitó una plataforma humanitaria de la Media Luna Roja. En esta visita, Macron observó de primera mano la acumulación de ayuda humanitaria en El Arish, que se ve obstaculizada por el bloqueo israelí. «La situación actual es insostenible y nunca ha sido tan grave», afirmó Macron, un comentario que ha resonado en la comunidad internacional y ha llevado a un aumento en la presión sobre Israel.
En las últimas horas, el gobierno francés ha comenzado a esbozar posibles sanciones económicas contra Israel. El ministro de Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot, indicó que una de las medidas podría ser la suspensión del Acuerdo de Asociación de Israel con la Unión Europea. Este acuerdo, que es fundamental para las relaciones comerciales entre Israel y los países europeos, podría ser revisado a la luz de las violaciones de derechos humanos que se han documentado en Gaza. Barrot subrayó que tanto Israel como la UE no desean rescindir el acuerdo, pero las imágenes de la crisis humanitaria en Gaza obligan a una reevaluación de las relaciones.
El artículo 2 del acuerdo estipula que ambas partes deben respetar los derechos humanos, y si se determina que hay violaciones manifiestas, existe la posibilidad de suspensión. Aunque Francia no puede rescindir unilateralmente los acuerdos de la UE con Israel, sí tiene la capacidad de interrumpir sus propias relaciones comerciales con el país.
Un aspecto clave de la estrategia de Macron es el reconocimiento del Estado de Palestina. Durante una reciente sesión en la Asamblea Nacional, el primer ministro francés, François Bayrou, anunció que Francia, junto con el Reino Unido y Canadá, se opone a las acciones en Gaza y está considerando el reconocimiento formal de Palestina. Este movimiento, según Bayrou, es parte de un esfuerzo más amplio para contribuir a una solución política que beneficie tanto a los palestinos como a la seguridad de Israel.
Se espera que el próximo 18 de junio, durante una conferencia que se llevará a cabo en Nueva York y que será copresidida por Arabia Saudí, Francia formalice su reconocimiento del Estado de Palestina. Macron ha enfatizado que la expansión de las operaciones militares israelíes en Gaza es inaceptable y que el sufrimiento humano que se está experimentando es intolerable. A través de su perfil en redes sociales, el presidente ha instado a la comunidad internacional a trabajar hacia la implementación de una solución de dos Estados.
Si Francia procede con el reconocimiento de Palestina, se unirá a los 147 países que ya han otorgado este estatus al Estado palestino. Este cambio en la política exterior francesa podría tener repercusiones significativas en la dinámica del conflicto israelí-palestino y en las relaciones de Francia con otros actores internacionales.
La situación en Gaza sigue siendo crítica, y la comunidad internacional observa de cerca cómo se desarrollan los acontecimientos. La presión sobre Israel por parte de Francia y otros países podría ser un punto de inflexión en la búsqueda de una solución duradera al conflicto. A medida que se intensifican las discusiones sobre sanciones y el reconocimiento de Palestina, el futuro de la región se encuentra en un momento decisivo.