El turismo ha emergido como uno de los fenómenos más discutidos en la actualidad, especialmente en el contexto de la transformación de las ciudades. Recientemente, el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona fue el escenario de un debate en el que académicos, escritores y pensadores se reunieron para analizar este tema. Marco d’Eramo, sociólogo y autor del ensayo ‘El selfie del mundo: Una investigación sobre la era del turismo’, fue uno de los protagonistas de este encuentro. En su intervención, d’Eramo abordó los orígenes de la industria turística y su evolución hacia un fenómeno de masas, así como las consecuencias que esto ha tenido en el patrimonio cultural y el medio ambiente.
La Evolución del Turismo: De Aristócratas a Masas
D’Eramo comenzó su ponencia cuestionando la noción de ‘turista’, argumentando que este concepto no puede ser entendido en singular, sino que debe ser considerado en términos de masas. A lo largo de la historia, diversas revoluciones, como la tecnológica y la social, han permitido que viajar deje de ser un privilegio exclusivo de la aristocracia para convertirse en una actividad accesible para la mayoría de la población. Este cambio ha sido acompañado por la creación de tiempo libre retribuido y la mejora en los medios de transporte.
Sin embargo, la masificación del turismo ha traído consigo una serie de problemas. D’Eramo señala que, desde finales del siglo XIX, ya se comenzaba a hablar de los turistas como ‘manadas’ o ‘rebaños’, lo que refleja una percepción negativa hacia la masificación del fenómeno. En este sentido, el sociólogo destaca que, tras la pandemia de COVID-19, la necesidad de viajar se ha intensificado, pero también ha generado un impacto ambiental significativo. La industria turística es responsable de aproximadamente el 8% de las emisiones de CO2, y si se consideran las industrias que dependen del turismo, este número se eleva aún más.
Las Ciudades como Patrimonio a Explotar
Uno de los puntos más críticos que d’Eramo expone es la transformación de las ciudades en patrimonios a explotar. Según él, las quejas sobre el turismo suelen centrarse en la aglomeración y la explotación de los recursos culturales. Sin embargo, sostiene que esta situación no es únicamente consecuencia del turismo, sino que es un reflejo de un sistema capitalista que mercantiliza todo, incluso el arte. D’Eramo argumenta que el problema no son los turistas o las plataformas como Airbnb, sino los mecanismos de rentas de capital que han llevado a la vacuidad de los centros urbanos.
El sociólogo menciona que antes de la llegada del turismo, muchas ciudades ya habían sido despojadas de su esencia cultural para dar paso a oficinas y centros comerciales. Este proceso de mercantilización ha llevado a que las ciudades turísticas se conviertan en espacios destinados a la explotación económica, lo que a su vez contribuye a su degradación.
D’Eramo también plantea que la conservación de una ciudad puede ser, paradójicamente, su condena. El certificado de patrimonio de la humanidad, en lugar de proteger, puede convertirse en una sentencia de muerte para las ciudades, ya que las restricciones que conlleva pueden limitar su desarrollo y adaptabilidad. La idea de que ‘conservar una ciudad quiere decir matarla’ resuena con fuerza en su discurso, sugiriendo que la preservación excesiva puede llevar a la estancación y a la pérdida de la vitalidad urbana.
El Desafío de Encontrar un Equilibrio
El dilema que enfrenta el turismo es complejo: no se puede vivir con él, pero tampoco se puede sobrevivir sin él. D’Eramo enfatiza la necesidad de implementar políticas de turismo que no se limiten a cobrar entradas para acceder a las ciudades, sino que aborden problemas más profundos como la mejora de las condiciones de vivienda y salarios. La limitación del turismo en lugares como Venecia no resolverá el problema de la despoblación si no se abordan las causas subyacentes.
El sociólogo concluye que el futuro de las ciudades turísticas depende de su capacidad para adaptarse y evolucionar. La transformación de una ciudad en una mera atracción turística puede llevar a su condena, mientras que un enfoque más equilibrado podría permitir que estas ciudades mantengan su esencia cultural y vitalidad. La reflexión sobre el turismo y su impacto en las ciudades es más relevante que nunca, y es fundamental que se aborden estos temas con seriedad y profundidad para garantizar un futuro sostenible para todos.