El reciente anuncio del Gobierno británico sobre su apoyo al plan de autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental ha generado un gran revuelo en el ámbito internacional. Este cambio de postura, que rompe con décadas de neutralidad, se produce en un contexto de creciente interés por parte de Londres en asegurar contratos de infraestructura en la región, especialmente de cara al Mundial de fútbol de 2030, que Marruecos organizará junto a España y Portugal.
### Un Nuevo Enfoque en la Política Exterior Británica
El ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy, realizó una visita oficial a Rabat donde hizo el anuncio que ha sido calificado como un “momento histórico”. Según Lammy, el plan marroquí es “la base más creíble, viable y pragmática para una resolución duradera del conflicto”. Este cambio de enfoque no solo busca fortalecer las relaciones bilaterales entre el Reino Unido y Marruecos, sino que también se enmarca en una estrategia más amplia para contrarrestar la influencia de potencias como Rusia y China en el norte de África.
La decisión británica incluye un acuerdo que refuerza la colaboración en proyectos clave, lo que podría beneficiar a empresas británicas en sectores como la salud y el transporte. La modernización del aeropuerto de Casablanca es uno de los proyectos destacados en este nuevo marco de cooperación. Este interés por parte del Reino Unido en establecer lazos más estrechos con Marruecos también responde a la necesidad de asegurar un acceso preferente a licitaciones públicas en el país.
### Reacciones Internacionales y Críticas
La respuesta a este cambio de postura ha sido mixta. Por un lado, el Frente Polisario, que defiende la autodeterminación del pueblo saharaui, ha criticado la decisión del Reino Unido, calificándola de “defensa acérrima” del plan marroquí. Desde Argelia, principal valedora del Frente Polisario, se lamenta que el plan marroquí nunca ha sido sometido a consulta entre los saharauis, lo que pone en duda su legitimidad.
El Sáhara Occidental, un antiguo territorio colonial español, ha sido objeto de un conflicto prolongado desde que Marruecos lo ocupó en 1975. A pesar de que la ONU considera el territorio como “no autónomo”, la Unión Africana lo reconoce como una república independiente. Este conflicto ha estado marcado por enfrentamientos y una serie de ceses al fuego impulsados por la ONU, pero hasta la fecha no se ha logrado una solución definitiva.
El apoyo británico se suma a una tendencia observada en los últimos años, donde varios países, incluidos Estados Unidos, España, Francia, Alemania y los Países Bajos, han expresado su respaldo al plan de autonomía marroquí. Sin embargo, diplomáticos británicos han aclarado que este apoyo está condicionado a que Marruecos actualice su propuesta y mantenga el compromiso con el principio de autodeterminación.
### Implicaciones para la Región
Este cambio en la política británica podría tener repercusiones significativas en la estabilidad de la región. La influencia de Marruecos en el Sáhara Occidental podría consolidarse aún más, lo que podría llevar a un aumento de las tensiones con el Frente Polisario y sus aliados, especialmente Argelia. La situación es delicada, ya que el Sáhara Occidental es considerado uno de los conflictos congelados más longevos de África, y cualquier movimiento en la dirección de una resolución podría tener efectos en cadena en otros conflictos regionales.
Además, el respaldo británico a Marruecos podría influir en la dinámica de las relaciones internacionales en el norte de África, donde el equilibrio de poder es frágil y las alianzas pueden cambiar rápidamente. La cooperación en sectores estratégicos como las energías renovables y la digitalización de servicios públicos también podría ser un factor clave en la relación futura entre el Reino Unido y Marruecos.
En resumen, el apoyo del Reino Unido al plan de autonomía de Marruecos representa un cambio significativo en su política exterior y podría tener implicaciones duraderas en el Sáhara Occidental y en la estabilidad de la región en general. A medida que se desarrollan los acontecimientos, será crucial observar cómo responden las partes involucradas y qué pasos se toman para abordar las preocupaciones sobre la autodeterminación del pueblo saharaui.