La ciudad de Vigo, conocida por su fuerte tradición en la construcción naval y la economía azul, está dando un giro hacia la innovación tecnológica con la reciente inversión en el desarrollo de chips fotónicos. Este cambio no solo representa una evolución en la economía local, sino que también posiciona a Vigo en el mapa de la tecnología avanzada en Europa. En noviembre de 2024, la Comisión Europea otorgó a España el liderazgo en la investigación y el desarrollo de chips fotónicos a través del programa PIXEurope, que cuenta con una inversión total de 400 millones de euros. De esta cantidad, España ha comprometido 124 millones, con una participación significativa del Estado. Este programa involucra a instituciones clave como el ICFO de Castelldefels, el Centro Nacional de Microelectrónica de Madrid, la Universidad Politécnica de Valencia y la Universidad de Vigo. La creciente demanda de circuitos integrados fotónicos está impulsando un mercado que podría crecer un 400% en la próxima década, alcanzando un valor de 1,5 billones de euros. En este contexto, la competencia global se intensifica, y la Unión Europea se enfrenta al desafío de mantenerse relevante frente a potencias tecnológicas como Estados Unidos y China.
La fabricación de chips de última generación es un proceso complejo que involucra múltiples etapas y una cadena de suministro global. Chris Miller, en su obra ‘La guerra de los chips’, destaca que este proceso abarca desde la obtención de materias primas raras hasta el diseño de prototipos avanzados. Este panorama no solo tiene implicaciones económicas, sino también geopolíticas, ya que las grandes potencias deben decidir entre la cooperación y el conflicto. En este sentido, la colaboración entre el sector público y privado se vuelve crucial. La historia del Silicon Valley, impulsada por la Segunda Guerra Mundial y la financiación gubernamental, es un ejemplo de cómo la colaboración puede llevar a una revolución tecnológica.
En este nuevo escenario, Vigo está tomando medidas decisivas para no quedarse atrás. En junio, Indra, una empresa participada en un 28% por el Estado, anunció la adquisición del 37% de Sparc, una compañía fundada en 2022 con el objetivo de fabricar chips. Sparc también cuenta con la participación de la Sociedad Española para la Transformación Tecnológica (SETT) y Vigo Activo. La inversión inicial de 17,2 millones de euros no solo busca crear empleo, sino también posicionar a Vigo como un actor clave en el sector de la tecnología fotónica. Esta apuesta por la innovación es un paso importante para que la ciudad gallega no solo mantenga su legado en la construcción naval, sino que también se convierta en un referente en la fabricación de semiconductores.
La economía de Vigo, que actualmente se basa en el mar y el metal, está en un punto de inflexión. La ciudad, con una población de 295,000 habitantes y cerca de 200,000 más en su área metropolitana, ha sido históricamente un centro de actividad pesquera y de construcción naval. Los astilleros de Vigo son reconocidos a nivel mundial por su capacidad para construir buques científicos, mientras que el sector del metal se ha visto impulsado por la inversión de empresas automotrices como Stellantis. Sin embargo, el futuro de Vigo no puede depender únicamente de estos sectores tradicionales. La diversificación hacia la tecnología avanzada es esencial para asegurar un crecimiento sostenible y competitivo en el contexto europeo.
El alcalde de Vigo, Abel Caballero, ha sido un defensor de la innovación y el desarrollo económico, promoviendo la ciudad como un destino atractivo para la inversión tecnológica. La colaboración con otras regiones de España y Europa es fundamental para que Vigo pueda liderar esta nueva revolución tecnológica. La apuesta por el desarrollo de semiconductores y chips fotónicos es una prueba de fuego para la Unión Europea, que debe superar su burocracia y regulaciones para poder competir en el ámbito global. La capacidad de la UE para adaptarse y colaborar será determinante para su futuro en la carrera tecnológica.
En resumen, Vigo está en una encrucijada que podría definir su futuro. La transición de una economía centrada en el mar y el metal hacia una que abrace la innovación tecnológica es un desafío, pero también una oportunidad. La inversión en chips fotónicos y la colaboración entre el sector público y privado son pasos cruciales para que la ciudad gallega se convierta en un líder en el ámbito de la tecnología avanzada. Con una visión clara y un compromiso con la innovación, Vigo puede no solo sobrevivir, sino prosperar en la nueva era digital que se avecina.