La Cumbre del G7, que se celebra del 15 al 17 de junio en Kananaskis, Canadá, se presenta como un escenario de profundas divisiones políticas y comerciales, especialmente entre Estados Unidos y sus aliados tradicionales. Este año, la presencia de Donald Trump, quien regresa a la cumbre tras su controvertido mandato, añade un nivel adicional de tensión a un evento ya complicado por conflictos internacionales y disputas económicas.
La agenda de la cumbre está marcada por la guerra comercial que ha estallado entre Estados Unidos y varios de sus socios, incluyendo la Unión Europea y China. Trump ha amenazado con imponer aranceles del 50% a productos europeos, lo que ha generado preocupación entre los líderes presentes. La situación se complica aún más debido a la reciente escalada de violencia en Oriente Medio, donde Israel ha intensificado sus ataques contra Irán y Gaza, lo que ha llevado a un clima de incertidumbre global.
### Desafíos Económicos y Comerciales
Uno de los principales focos de la cumbre será la discusión sobre las tensiones económicas que han surgido a raíz del proteccionismo de Trump. Un informe del Banco Mundial ha advertido que las políticas arancelarias podrían llevar a una desaceleración del crecimiento económico mundial, afectando hasta un 70% de las economías globales. Se prevé que el crecimiento se reduzca al 2,3% en 2025, lo que representa medio punto menos de lo que se esperaba a principios de año.
Los líderes de los siete países más industrializados del mundo —Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido— se reunirán para discutir cómo mitigar estos efectos. Además, se espera que países como México, Brasil, Ucrania, Australia, India, Corea del Sur y Sudáfrica participen en conversaciones bilaterales para defender sus intereses comerciales. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, y el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ya han expresado su deseo de reunirse con Trump para abordar las tensiones comerciales que han surgido tras la imposición de aranceles.
La ausencia de China en la cumbre, a pesar de ser la segunda economía más grande del mundo, también es notable. Históricamente, Pekín no ha sido invitado a este foro, lo que refleja la percepción de que es un adversario en lugar de un socio. Esta dinámica podría complicar aún más las discusiones sobre comercio y economía, ya que muchos países están buscando formas de equilibrar sus relaciones con ambas potencias.
### Conflictos Internacionales y Seguridad
La cumbre también se verá influenciada por la situación en Oriente Medio, donde el conflicto entre Israel e Irán ha alcanzado nuevos niveles de violencia. Israel ha llevado a cabo ataques aéreos contra objetivos en Irán, lo que ha generado una respuesta militar significativa por parte de Teherán. Este contexto de inestabilidad podría afectar las discusiones sobre seguridad y cooperación internacional en la cumbre.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, también buscará reunirse con Trump para discutir el compromiso militar de Estados Unidos en Europa del Este y la ayuda necesaria para la reconstrucción de Ucrania tras años de conflicto. Sin embargo, funcionarios alemanes han indicado que no se espera que la cumbre produzca avances significativos en este ámbito, lo que podría frustrar las expectativas de muchos.
A pesar de las tensiones, el primer ministro canadiense, Mark Carney, ha diseñado la cumbre con la intención de estabilizar la situación y fomentar la cooperación política y económica. La agenda incluye temas estratégicos donde podría ser más fácil alcanzar un consenso, como la seguridad energética, la inteligencia artificial y la computación cuántica. En 2024, el Papa Francisco se convirtió en el primer pontífice en asistir al G7, lo que subraya la importancia de estos temas en la agenda global.
Sin embargo, se anticipa que la cumbre no emitirá un comunicado final conjunto, como ha sido la norma en años anteriores. En su lugar, los líderes firmarán declaraciones breves y específicas, lo que refleja la falta de consenso en muchos temas. Esta estrategia se utilizó en la cumbre de 2019 para evitar desacuerdos públicos, especialmente en relación con el comercio y el cambio climático.
La Cumbre del G7 de este año promete ser un evento lleno de desafíos y tensiones, donde las divisiones entre Estados Unidos y sus aliados se pondrán a prueba en un contexto internacional cada vez más complejo. La figura de Trump, con su estilo directo y a menudo polarizador, añade un elemento de incertidumbre que podría influir en el desarrollo de las discusiones y en la capacidad de los líderes para encontrar soluciones conjuntas a los problemas globales.