Rusia, el país más extenso del mundo, enfrenta una crisis demográfica alarmante que se ha visto exacerbada por el conflicto en Ucrania. La natalidad ha caído a niveles que no se veían desde el siglo XVIII, y las proyecciones futuras no son alentadoras. En este contexto, el Kremlin ha comenzado a buscar soluciones, algunas de las cuales han generado controversia y debate tanto a nivel nacional como internacional.
La preocupación por la baja tasa de natalidad ha llevado al presidente Vladímir Putin a proponer que tener familias numerosas debería ser una norma social. En sus declaraciones, ha sugerido que la sociedad debería volver a valorar la idea de tener siete hijos o más, como era común en épocas pasadas. Sin embargo, las medidas que se están implementando para abordar esta crisis han sido objeto de críticas.
Una de las decisiones más polémicas ha sido la intención del Ministerio de Cultura de prohibir la difusión de películas y series que no promuevan los valores de la familia tradicional. Entre los títulos que podrían ser censurados se encuentran producciones populares como ‘Harry Potter’, ‘Sexo en Nueva York’, ‘Juego de Tronos’ y ‘House of Cards’. Esta lista, que se espera sea publicada tras el verano, ha generado un debate sobre la libertad de expresión y el papel de la cultura en la sociedad.
El primer vicepresidente del Comité de Política de Información de la Duma, Alexander Yuschenko, ha afirmado que cualquier contenido que contradiga los valores familiares establecidos será eliminado o bloqueado. A pesar de esto, el organismo regulador de telecomunicaciones, Roskomnadzor, ha matizado que no se prohibirán específicamente estas obras por su contenido sobre la no maternidad, lo que ha dejado a muchos en un estado de incertidumbre sobre el futuro de la producción cultural en Rusia.
### La realidad demográfica en Rusia
La situación demográfica de Rusia es preocupante. Según el demógrafo Aleksey Rashka, las medidas de censura no resolverán el problema de la baja natalidad. En su opinión, incentivos económicos, como pagos únicos por cada segundo hijo, podrían aumentar la tasa de natalidad en un 20%, lo que colocaría a Rusia entre los líderes de Europa en este aspecto. Actualmente, la población de Rusia ronda los 140 millones, pero si no se implementan cambios significativos, se estima que podría caer por debajo de los 100 millones para finales de este siglo.
Los datos recientes de Rosstat, la agencia de estadísticas del gobierno, revelan que en el primer trimestre de este año nacieron 294,000 personas, una ligera disminución en comparación con el mismo período del año anterior, que registró 300,278 nacimientos. Sin embargo, el número de muertes ha superado a los nacimientos, con 600,000 fallecimientos reportados el año pasado, lo que ha llevado a una disminución neta de la población.
La guerra en Ucrania y la migración también han influido en la crisis demográfica. Desde marzo, el gobierno ha comenzado a ocultar datos relacionados con la demografía, lo que ha suscitado preocupaciones sobre la transparencia y la veracidad de la información que se proporciona al público. Esta falta de datos actualizados ha dificultado la comprensión del impacto real del conflicto en la población.
### Estrategias del Kremlin y su impacto social
En un intento por revertir la tendencia de la baja natalidad, el Kremlin ha propuesto atraer a personas con mentalidad tradicional de países considerados no amistosos. Esta estrategia incluye facilitar la obtención de permisos de residencia para aquellos que deseen vivir en Rusia y que compartan valores familiares tradicionales. Sin embargo, muchos críticos consideran que esta medida es más una estrategia de propaganda que una solución real al problema demográfico.
Además, el Kremlin ha implementado políticas que restringen el acceso al aborto y limitan las libertades de la comunidad LGTBI, a quienes se les ha culpado en ocasiones de la disminución de la natalidad. Esta narrativa ha calado hondo en la sociedad, y encuestas recientes indican que un 65% de los moscovitas creen que las parejas homosexuales son más responsables de la baja natalidad que el aborto.
Desde que Putin asumió el poder en 1999, la legislación ha ido endureciéndose, llevando a muchos miembros de la comunidad LGTBI a ocultarse o incluso a abandonar el país. Esta situación ha generado un clima de miedo y represión que afecta no solo a las libertades individuales, sino también a la diversidad cultural del país.
La crisis demográfica de Rusia es un tema complejo que involucra factores económicos, sociales y culturales. Las medidas que se están tomando, como la censura de contenidos culturales, han suscitado un intenso debate sobre la dirección que está tomando el país y las implicaciones de estas políticas en la sociedad rusa.