El 29 de octubre de 2025, Valencia conmemoró el primer aniversario de la tragedia provocada por la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), que dejó un saldo devastador de 237 víctimas. Este evento, marcado por un funeral de Estado, se convirtió en un escenario de tensiones políticas y sociales, donde la figura del presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, fue objeto de críticas y reproches. La tragedia no solo dejó huellas en las familias de las víctimas, sino que también puso de manifiesto la necesidad de una reflexión profunda sobre la gestión de crisis y la responsabilidad de las autoridades.
El funeral, que reunió a jefes de Estado y representantes del Gobierno, se vio empañado por la ausencia de Mazón en momentos críticos y por su aparente falta de empatía hacia las víctimas. A medida que se desarrollaba la ceremonia, la indignación de los asistentes se hizo palpable, con gritos que exigían justicia y responsabilidad. La situación se tornó aún más compleja cuando, en medio de la solemnidad del evento, se recordó que Mazón había estado ausente en el momento más crítico de la tragedia, lo que generó un clima de descontento y rechazo hacia su figura.
La respuesta de las autoridades caribeñas ante el huracán Melissa, que azotó Jamaica en la misma fecha, contrastó con la actitud de la Generalitat Valenciana. Mientras que en Jamaica se emitió un mensaje claro de protección a la ciudadanía, en Valencia se percibió una falta de liderazgo y una gestión deficiente de la crisis. La frase «No es el momento de ser valientes» resonó como un llamado a la precaución, mientras que Mazón, en su discurso, optó por una reflexión que muchos consideraron insuficiente y tardía.
La crítica hacia Mazón no se limitó a su ausencia en el momento de la tragedia, sino que se extendió a su gestión posterior. La percepción de que el presidente había priorizado su imagen y su agenda personal sobre la atención a las víctimas y sus familias generó un profundo malestar. Las palabras del Rey, quien instó a seguir analizando las causas de la tragedia, se convirtieron en un eco de la necesidad de una rendición de cuentas que aún no se ha materializado.
La DANA del 29 de octubre de 2024 dejó una herida abierta en la comunidad valenciana, y el recuerdo de las 237 víctimas sigue presente en la memoria colectiva. La falta de acciones concretas para prevenir futuras tragedias y la sensación de impunidad en la gestión de crisis han alimentado un clima de desconfianza hacia las autoridades. La exigencia de justicia y responsabilidad se ha convertido en un clamor que resuena en las calles y en las redes sociales, donde las voces de las víctimas y sus familias continúan demandando respuestas.
El evento del aniversario no solo fue un momento de recuerdo, sino también un espacio para la reflexión sobre el papel de los líderes en situaciones de crisis. La gestión de la DANA ha puesto de manifiesto la importancia de la preparación y la respuesta ante desastres naturales, así como la necesidad de una comunicación efectiva entre las autoridades y la ciudadanía. La falta de transparencia y la percepción de que se ha priorizado la imagen institucional sobre el bienestar de las personas han generado un clima de desconfianza que será difícil de revertir.
En este contexto, es fundamental que las autoridades asuman su responsabilidad y trabajen en la reconstrucción de la confianza con la ciudadanía. La memoria de las víctimas debe ser un motor para la acción, impulsando cambios en la forma en que se gestionan las crisis y se atienden las necesidades de la población. La valentía no solo se mide en momentos de crisis, sino también en la capacidad de reconocer errores y aprender de ellos. La comunidad valenciana merece líderes que estén a la altura de las circunstancias y que prioricen el bienestar de sus ciudadanos por encima de cualquier interés personal o político.
El primer aniversario de la tragedia en Valencia es un recordatorio de que la memoria de las víctimas debe ser honrada con acciones concretas y un compromiso real hacia la mejora de la gestión de crisis. La valentía de los líderes se pone a prueba en momentos de adversidad, y es hora de que se escuchen las voces de quienes claman por justicia y responsabilidad. La historia de la DANA no debe repetirse, y es responsabilidad de todos trabajar para que la seguridad y el bienestar de la ciudadanía sean siempre la prioridad.
