El Parlament de Catalunya ha decidido otorgar su máxima distinción, la Medalla d’Honor en categoría de oro, a dos figuras destacadas en sus respectivos campos: la Federació d’Ateneus de Catalunya y la experta en inteligencia artificial Karina Gibert. Este anuncio fue realizado por el presidente del Parlament, Josep Rull, en una ceremonia celebrada en el Saló d’Audiències, donde estuvo acompañado por los miembros de la Mesa del Parlament. La entrega de estos galardones se llevará a cabo el próximo 29 de octubre en el Palau del Parlament, un evento que promete ser significativo tanto para los galardonados como para la sociedad catalana.
La Federació d’Ateneus de Catalunya ha sido reconocida por su labor durante más de 40 años en la promoción de la cultura y la cohesión social. Esta entidad ha jugado un papel fundamental en la creación de una red de instituciones que han contribuido a estructurar el territorio y fortalecer la vida comunitaria en Catalunya. Rull destacó que los ateneos han sido una parte esencial de la vida cultural del país, subrayando su importancia en la construcción de una sociedad más unida y participativa.
Por otro lado, Karina Gibert, doctora en informática y catedrática de la Universitat Politècnica de Catalunya, ha sido premiada por su labor como referente en el desarrollo de una inteligencia artificial ética y responsable. Cofundadora del centro de investigación IDEAI y decana del Col·legi Oficial d’Enginyeria Informàtica de Catalunya, Gibert ha sido una figura clave en la promoción de prácticas responsables en el ámbito tecnológico. Su inclusión en el grupo de 12 expertas que asesoraron al Govern de Salvador Illa para la reforma de la administración catalana resalta su compromiso con la innovación y la ética en la tecnología.
El presidente del Parlament también anunció que esta edición de la Medalla d’Honor introduce dos novedades significativas. La primera es la desvinculación de la entrega de la medalla de los actos institucionales de la Diada, con el objetivo de otorgarle un carácter singular y excepcional. De esta manera, la izada de la senyera, que se realiza el 10 de septiembre, quedará como el único acto solemne de la Diada. La segunda novedad es que, a partir de este año, se otorgarán dos distinciones en cada edición: una a una entidad y otra a una personalidad. Este cambio busca reconocer tanto las contribuciones colectivas como las individuales en la construcción social, cultural y política de Catalunya.
Además, el Parlament ha decidido otorgar dos medallas póstumas a personalidades del tercer sector, en un gesto que resalta la importancia de su legado. Una de las medallas se concede a Josep Gassó, presidente fundador de Fundesplai, en reconocimiento a su capacidad para crear oportunidades educativas y de ocio para la infancia y la juventud. La otra medalla póstuma se otorga a Enric Morist, coordinador de la Creu Roja en Catalunya, por su compromiso en la lucha contra la pobreza y la defensa de los derechos humanos. Rull enfatizó que las trayectorias de estos cuatro premiados son una fuente de inspiración constante, destacando su contribución a la mejora de Catalunya y a los valores que se desean promover en la sociedad.
Desde su creación en el año 2000, la Medalla d’Honor del Parlament ha sido otorgada a diversas personalidades e instituciones que han hecho aportes significativos a la sociedad catalana. Entre los galardonados en ediciones anteriores se encuentran figuras como el economista y político Ernest Lluch, el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, y los Mossos d’Esquadra, así como los servicios de emergencias tras los atentados de 2017. En la última edición, el monasterio de Montserrat fue distinguido, lo que refleja la diversidad de ámbitos que se reconocen con esta distinción.
El acto de entrega de la Medalla d’Honor no solo es un reconocimiento a los galardonados, sino también una celebración de la cultura, la innovación y el compromiso social en Catalunya. A medida que la sociedad avanza, es fundamental reconocer y valorar las contribuciones que fortalecen el tejido social y cultural del país. La Medalla d’Honor se convierte así en un símbolo de agradecimiento y motivación para seguir trabajando en pro de una Catalunya más justa, inclusiva y culturalmente rica.