La transición energética es un tema candente en la actualidad, especialmente en el contexto de la crisis climática que enfrenta el planeta. Sin embargo, un reciente estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB) ha revelado que las grandes compañías de petróleo y gas apenas han hecho avances significativos en este ámbito. A pesar de los anuncios y las promesas, su participación en el mercado de las energías renovables es casi insignificante, controlando solo el 1,4% de los proyectos renovables a nivel global.
### La Realidad Detrás de las Promesas Verdes
El estudio, publicado en la revista ‘Nature Sustainability’, examina la actividad de las 250 principales productoras de hidrocarburos, que son responsables del 88% de la extracción total de energía. A pesar de que se han identificado más de 3,000 proyectos de energía eólica, solar, hidroeléctrica y geotérmica en los que estas empresas tienen algún tipo de participación, solo una de cada cinco ha impulsado iniciativas renovables significativas. La producción de energía limpia representa apenas un 0,1% de su extracción total de energía, lo que pone en duda la sinceridad de sus compromisos hacia la sostenibilidad.
Marcel Llavero, investigador del ICTA-UAB y autor principal del estudio, señala que el despliegue de energías renovables por parte de estas empresas es «anecdótico, en el mejor de los casos». La verdadera medida de su contribución a la lucha contra la crisis climática debería ser la cantidad de combustibles fósiles que deciden dejar bajo tierra. Este contraste entre los enormes beneficios que obtienen y la escasa inversión en energías limpias plantea serias dudas sobre la credibilidad de las estrategias verdes que han promovido en la última década.
### Desigualdades Geográficas en la Inversión
El estudio también pone de manifiesto las profundas desigualdades en la geografía de las inversiones en energías renovables. En Europa, las petroleras solo poseen el 1,8% de los activos renovables del continente. Aunque empresas como TotalEnergies, Repsol, Eni, BP, Equinor y Shell han desarrollado algunos parques solares o eólicos, estos apenas contribuyen entre el 0,3% y el 1,6% de la energía que producen. La mayoría de sus proyectos se encuentran fuera de Europa, con un tercio en Asia y otro tercio en América del Norte.
En Sudamérica, la implicación de la industria fósil es aún menor, con solo el 2% de la capacidad renovable perteneciente a compañías del sector. En América del Norte, el panorama es prácticamente nulo, ya que grandes firmas estadounidenses como Chevron y ExxonMobil no cuentan con activos renovables significativos. Apenas el 2,4% de la capacidad limpia del continente está en manos de empresas vinculadas a los combustibles fósiles, y casi todo está controlado por corporaciones europeas o de Oriente Medio.
Asia presenta un escenario similar, donde solo el 0,7% de la capacidad renovable está bajo el control de petroleras. En China, aunque las compañías estatales poseen algunos activos de energía solar y eólica, su peso en el conjunto sigue siendo marginal. En Japón, conglomerados como Mitsubishi o Tokyo Gas operan proyectos en tres continentes, pero las energías renovables representan menos del 5% de su energía total. En India, la proporción es aún más baja, oscilando entre el 0,07% y el 0,6%.
Los autores del estudio argumentan que esta falta de compromiso por parte de las grandes corporaciones del petróleo demuestra que no pueden ser consideradas como agentes centrales en la transición energética. «Después de décadas de palabras vacías, los gobiernos y las instituciones deben asumir que las petroleras forman parte del problema, no de la solución», advierte Llavero. Esta afirmación resuena con la opinión de expertos internacionales como Julia Steinberger, profesora de la Universidad de Lausana, quien califica el estudio como una «verificación necesaria» frente al relato verde de las petroleras.
A pesar de sus eslóganes ecológicos, las grandes compañías de petróleo y gas están fracasando en su transición hacia las energías limpias. El estudio concluye que su papel en la transición energética es «testimonial», manteniendo intacto su modelo de negocio mientras utilizan el discurso de la sostenibilidad. La falta de acción real y el escaso compromiso con las energías renovables plantean serias dudas sobre el futuro de la industria y su capacidad para adaptarse a un mundo que demanda urgentemente soluciones sostenibles.