La ciudad de Barcelona, un importante centro cultural y económico en Europa, está experimentando cambios significativos en su demografía. Desde 2019, la población autóctona ha ido disminuyendo de manera constante, lo que ha llevado a un panorama urbano cada vez más diverso. Este artículo explora las tendencias actuales en la población de Barcelona, centrándose en la disminución de los residentes nacidos en la ciudad y el aumento de la población extranjera.
### Disminución de la Población Autóctona
Según los datos del padrón municipal, a fecha de 1 de enero de 2025, la población autóctona de Barcelona representa solo el 45% del total de 1.732.066 empadronados. Este descenso ha sido notable en los últimos años, marcando el sexto año consecutivo en que el número de personas empadronadas que no nacieron en la ciudad supera a aquellos que sí lo hicieron. En particular, los barrios de Ciutat Vella, que incluye el Raval, el Gòtic, la Barceloneta y Sant Pere, Santa Caterina y la Ribera, son los más afectados, con el Gòtic registrando solo un 15,41% de residentes nacidos en Barcelona.
La tendencia de la disminución de la población autóctona se observa en 54 barrios de la ciudad, donde la proporción de empadronados nacidos en Barcelona es inferior al 50%. En contraste, algunos barrios como Can Peguera en Nou Barris, Tres Torres en Sarrià-Sant Gervasi y la Font d’en Fargues en Horta-Guinardó muestran una mayor concentración de residentes autóctonos, con porcentajes que oscilan entre el 62% y el 64%.
Este cambio demográfico no solo afecta a la identidad cultural de la ciudad, sino que también plantea desafíos en términos de políticas públicas, vivienda y servicios sociales. La pérdida de población autóctona se ha visto acompañada por una disminución en la proporción de personas nacidas en el resto de España, que ha caído del 20% en el año 2000 al 12,8% en 2025. Asimismo, la población nacida en el resto de Catalunya también ha disminuido, aunque de manera menos pronunciada, situándose en un 6,8% del total.
### Aumento de la Población Extranjera
En contraste con la disminución de la población autóctona, la ciudad ha visto un aumento significativo en el número de residentes nacidos en el extranjero. Actualmente, hay 612.529 personas empadronadas en Barcelona que nacieron fuera de España, lo que representa un 26,4% del total de la población. Este crecimiento ha sido especialmente notable desde el inicio del siglo XXI, cuando el número de extranjeros empadronados se multiplicó por 17, pasando de 26.517 en 1997 a 457.245 en 2025.
La nacionalidad más representada entre los extranjeros es la argentina, con casi 50.000 personas, seguida de Colombia, Perú, Venezuela, Pakistán, Marruecos, Ecuador, Italia, Honduras y China. Es interesante notar que solo el 27,6% de los argentinos empadronados tiene la nacionalidad argentina como primera nacionalidad, mientras que un 38,3% posee alguna nacionalidad de la Unión Europea, y un 33,4% tiene la nacionalidad española.
La diversidad de nacionalidades en Barcelona es uno de sus rasgos distintivos, con personas de hasta 182 nacionalidades diferentes conviviendo en la ciudad. Además, el 29% de los nacidos en el extranjero ha adquirido la nacionalidad española, lo que representa casi uno de cada diez empadronados en Barcelona. Este fenómeno ha contribuido a enriquecer la cultura local, pero también ha generado debates sobre la integración y la cohesión social.
Las áreas con mayor concentración de población extranjera incluyen el Eixample, Gràcia, y zonas específicas de Pedralbes y Sant Martí. Por otro lado, los distritos de Ciutat Vella, Sants-Montjuïc y Nou Barris son donde se encuentra una mayor presencia de extranjeros de origen extracomunitario. Este cambio demográfico ha llevado a un aumento en la diversidad cultural de la ciudad, pero también ha planteado desafíos en términos de servicios y recursos para atender a una población cada vez más heterogénea.
La situación demográfica de Barcelona es un reflejo de las tendencias globales en urbanización y migración. A medida que la ciudad continúa evolucionando, será crucial para las autoridades locales y la sociedad en general abordar estos cambios de manera efectiva, garantizando que todos los residentes, tanto autóctonos como extranjeros, puedan contribuir y beneficiarse del desarrollo urbano.