En los últimos años, la extrema derecha en España ha experimentado un resurgimiento notable, impulsado por una combinación de factores sociales, políticos y tecnológicos. Este fenómeno no solo se limita a la mera agitación en redes sociales, sino que también se manifiesta en acciones callejeras que buscan provocar una respuesta violenta. La situación se ha vuelto especialmente tensa en localidades como Torre Pacheco, donde la celebración de victorias deportivas por parte de la comunidad marroquí ha desatado reacciones de crispación entre sectores de la población local. Este artículo explora las dinámicas actuales de la extrema derecha en España, sus estrategias de movilización y el contexto en el que operan.
La agitación organizada de la extrema derecha ha encontrado un nuevo impulso en el contexto de la inmigración y la identidad nacional. La celebración de la victoria de Marruecos en el Mundial de Fútbol de Qatar en 2022, por ejemplo, provocó una respuesta violenta en Torre Pacheco, donde grupos de jóvenes salieron a las calles con banderas marroquíes, generando un clima de tensión y hostilidad. Este tipo de eventos se han convertido en catalizadores para la movilización de grupos ultras, que ven en estas situaciones una oportunidad para expresar su descontento y agitar a la población local. Las fuerzas de seguridad han advertido sobre el riesgo de que estas tensiones se conviertan en actos de violencia más graves, lo que ha llevado a un aumento en la vigilancia de estos grupos.
### La Radicalización en la Era Digital
La radicalización de la extrema derecha en España se ha visto facilitada por el uso de las redes sociales, que permiten la difusión rápida de mensajes y la organización de eventos. A diferencia de décadas pasadas, donde la militancia se limitaba a reuniones clandestinas, hoy en día los grupos ultras pueden comunicarse y coordinarse a través de plataformas como Telegram, Instagram y Facebook. Esta digitalización de la militancia ha permitido que la extrema derecha se conecte no solo a nivel local, sino también con movimientos similares en otros países europeos, creando una red de apoyo internacional.
Los especialistas en radicalización señalan que, aunque la violencia puede ser seductora para algunos, la mayoría de los jóvenes ultras se agrupan en torno a actividades colectivas, como los partidos de fútbol y conciertos de música hardcore. Estos espacios se convierten en caladeros para la difusión de ideologías extremistas, donde la violencia se normaliza y se celebra. La influencia de grupos de hooligans y la cultura del boxeo tailandés también han contribuido a la creación de un ambiente propicio para la radicalización.
Además, la polimilitancia es una característica común entre los jóvenes ultras, quienes a menudo transitan entre diferentes grupos y organizaciones, lo que les permite ampliar su red de contactos y reforzar sus creencias. Esta movilidad entre grupos de extrema derecha, desde los neofascistas hasta los hooligans, crea un caldo de cultivo para la violencia, ya que los individuos se sienten cada vez más legitimados para actuar en nombre de sus ideologías.
### La Estrategia de Visibilidad y Proselitismo
La extrema derecha en España ha adoptado una estrategia de visibilidad que busca salir de la marginalidad y ganar protagonismo en la esfera pública. La reciente campaña de escraches a la sede del PSOE en Madrid es un ejemplo claro de esta táctica. Grupos de jóvenes ultras han pasado de la discreción a la acción en la calle, buscando captar la atención de los medios y de la opinión pública. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, la respuesta de la población ha sido limitada, lo que ha llevado a estos grupos a buscar nuevas formas de movilización.
El uso de eventos provocativos, como marchas y protestas, se ha convertido en una herramienta clave para atraer la atención mediática. La marcha “por la seguridad” en Cerdanyola de Mataró, convocada por Vox, es un ejemplo de cómo la extrema derecha intenta capitalizar incidentes locales para movilizar a sus seguidores. Estos eventos no solo buscan generar indignación, sino también crear una narrativa que legitime sus acciones y atraiga a nuevos adeptos.
La búsqueda de visibilidad también se extiende a la creación de contenido en redes sociales, donde los grupos ultras intentan difundir su mensaje y conectar con un público más amplio. A pesar de la falta de cobertura mediática en algunos casos, estos grupos han encontrado formas de amplificar su voz a través de plataformas digitales, donde pueden compartir sus ideologías sin la mediación de los medios tradicionales.
En este contexto, la extrema derecha en España se enfrenta a un dilema: cómo equilibrar la agitación y la violencia sin cruzar la línea hacia el terrorismo. Aunque las fuerzas de seguridad no creen que haya un grado de maduración suficiente en las organizaciones para llevar a cabo ataques coordinados, el riesgo de que individuos radicalizados actúen de forma aislada siempre está presente. La combinación de la radicalización digital, la cultura de la violencia y la búsqueda de visibilidad plantea un desafío significativo para la sociedad española y sus instituciones.
La evolución de la extrema derecha en España refleja un fenómeno más amplio que se está observando en toda Europa, donde la xenofobia y el nacionalismo están resurgiendo en un contexto de crisis migratoria y polarización política. A medida que estos movimientos continúan ganando terreno, es crucial que se tomen medidas para abordar las causas subyacentes de la radicalización y promover un diálogo inclusivo que contrarreste la narrativa de odio.