La emblemática cima de la Mola, un destino popular para excursionistas y amantes de la naturaleza, se prepara para una transformación significativa. Desde el cierre del histórico restaurante en enero de 2023, la montaña ha estado en un proceso de cambio que promete redefinir la experiencia de los visitantes. La reapertura del monasterio de Sant Llorenç del Munt, que se espera en las próximas semanas, no solo marcará el regreso de los excursionistas, sino que también introducirá un enfoque cultural que busca resaltar la historia y el patrimonio del lugar.
### Un Cambio de Modelo: De Restaurante a Espacio Cultural
La decisión de cerrar el restaurante en la cima de la Mola ha sido un punto de controversia, pero también ha abierto la puerta a nuevas oportunidades. La Diputación de Barcelona, propietaria del edificio y del parque, ha optado por no renovar la concesión privada del restaurante, lo que significa que no habrá más menús de montaña ni café para los excursionistas. En su lugar, la Sala Mirador, que anteriormente funcionaba como comedor, se transformará en un espacio dedicado a la cultura. Se planea una exposición permanente que narrará la evolución del monasterio y su relación con el macizo de Sant Llorenç del Munt i l’Obac.
La directora del parque, Sònia Llobet, ha expresado que el objetivo es «dignificar el espacio» y ofrecer una experiencia más accesible y enriquecedora para todos. Este cambio de modelo es drástico y definitivo, y aunque la inauguración de la exposición se ha retrasado debido a problemas meteorológicos, la dirección del parque asegura que la apertura será inminente.
Además, la falta de servicios como un bar o máquinas expendedoras ha generado un cambio en la dinámica de los visitantes. Aunque algunos lamentan la ausencia de un lugar para descansar y disfrutar de una bebida caliente tras la caminata, otros celebran la tranquilidad que ha traído la reducción de afluencia. La montaña, que antes estaba abarrotada, ahora ofrece un entorno más limpio y natural, permitiendo a los excursionistas disfrutar de la belleza del paisaje sin las distracciones de un restaurante.
### Gestión de Accesos y Sostenibilidad
Uno de los retos que enfrenta la Mola es la gestión de los accesos al macizo. Durante años, los residentes de Matadepera han lidiado con problemas de aparcamiento, ya que los visitantes dejaban sus coches en cualquier lugar sin regulación. Para abordar esta situación, el consistorio ha desarrollado un plan que contempla la creación de 750 plazas de zona verde en el perímetro del parque. Estas plazas serán gratuitas para los residentes y de pago para los visitantes durante los fines de semana y festivos, con el objetivo de pacificar el entorno y ordenar la llegada de excursionistas.
El alcalde de Matadepera, Guillem Montagut, ha señalado que la licitación para este plan se lanzará antes de que finalice el año. Además, se están explorando acuerdos con entidades privadas para abrir estacionamientos adicionales en áreas cercanas, lo que facilitará el acceso sin comprometer la integridad del entorno natural.
La transformación de la Mola no solo se limita a la gestión de visitantes, sino que también busca restaurar y preservar la flora y fauna del área. Con la reducción de la afluencia, se ha observado una recuperación notable de la vegetación, lo que ha permitido que la montaña respire mejor y que los prados se llenen de verde. Esta revitalización del entorno natural es un aspecto clave en la nueva visión del parque, que busca equilibrar la conservación con el disfrute de los visitantes.
### Mirando Hacia el Futuro
La reapertura del monasterio de Sant Llorenç del Munt representa un cambio de paradigma en la forma en que se percibe la Mola. La dirección del parque enfatiza que, aunque la Mola es el pico más alto y simbólico, no debe eclipsar el resto de los rincones del macizo. Se están desarrollando itinerarios alternativos y se está promoviendo la exploración de otros municipios cercanos, con la intención de diversificar la experiencia de los visitantes.
Este enfoque no solo busca atraer a más excursionistas, sino también educar sobre la importancia del patrimonio cultural y natural de la región. La nueva exposición en la Sala Mirador será un paso importante en esta dirección, ofreciendo a los visitantes una comprensión más profunda de la historia del monasterio y su entorno.
La Mola, en su nueva fase, se presenta como un destino que combina la belleza natural con la riqueza cultural, ofreciendo una experiencia única que invita a los visitantes a reconectar con la naturaleza y la historia. A medida que se acerca la fecha de reapertura, la comunidad espera con ansias el regreso de los excursionistas, pero con una visión renovada que prioriza la sostenibilidad y el respeto por el entorno.