El panorama político en España se ha vuelto cada vez más complejo, especialmente bajo la administración del presidente Pedro Sánchez. Desde su llegada al poder, el Gobierno ha enfrentado una serie de desafíos legislativos que han puesto a prueba su capacidad para gobernar en un entorno de fragmentación parlamentaria. Con la llegada de septiembre, se anticipa que este mes será crucial para evaluar la viabilidad de la legislatura actual, marcada por la derogación de decretos y la reprobación de ministros.
**Desafíos Legislativos y la Derogación de Decretos**
Uno de los aspectos más destacados de la gestión de Sánchez ha sido la derogación de varios decretos, un fenómeno que ha suscitado preocupación entre los analistas políticos. En la actual legislatura, se han derogado cuatro decretos, un número que contrasta notablemente con la anterior legislatura, donde solo se derogó uno. Este aumento en la derogación de decretos refleja la dificultad del Gobierno para mantener el apoyo de sus socios de investidura, quienes han expresado su descontento y han dejado claro que la construcción de mayorías es un proceso complicado.
La situación se complica aún más con el caso del ex secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, quien fue encarcelado, lo que ha añadido una capa de tensión a las relaciones entre los partidos que apoyan al Gobierno. A pesar de estos desafíos, el Ejecutivo ha intentado justificar la derogación de decretos como parte de la normalidad en un Gobierno en minoría, argumentando que la fragmentación del Congreso es un fenómeno común en las democracias europeas. Sin embargo, los números no respaldan esta narrativa, ya que la actual administración ha enfrentado un número de reprobaciones de ministros que supera a las de gobiernos anteriores.
**Producción Legislativa y Reprobaciones de Ministros**
La producción legislativa del Gobierno de Sánchez ha disminuido notablemente en comparación con la anterior legislatura. Durante los últimos dos años, se han aprobado solo 42 normas, en contraste con más de 50 en el periodo anterior. Este descenso en la actividad legislativa ha llevado a cuestionamientos sobre la efectividad del Gobierno y su capacidad para implementar políticas significativas. La reprobación de ministros también ha sido un tema candente, con un total de once reprobaciones desde que Sánchez asumió el cargo, en comparación con cinco durante el mandato de Mariano Rajoy.
La reprobación de ministros no solo es un indicador de la inestabilidad del Gobierno, sino que también refleja la creciente insatisfacción entre los partidos que inicialmente apoyaron la coalición. La primera reprobación en la historia de la democracia española ocurrió en 2017, y desde entonces, el número de reprobaciones ha ido en aumento, lo que sugiere una erosión de la confianza en el Ejecutivo. En este contexto, el presidente ha intentado mantener un discurso optimista, afirmando que el 86% de las votaciones en el Congreso se han aprobado, aunque esta cifra no oculta la realidad de una legislatura marcada por la incertidumbre.
A medida que se acerca la presentación de los Presupuestos para 2026, el Gobierno se enfrenta a la necesidad de asegurar el apoyo de sus socios de investidura. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha enfatizado la importancia de contar con garantías previas antes de iniciar la tramitación de los Presupuestos, lo que indica que la aprobación de estas medidas no está garantizada. La situación se complica aún más con la actitud de Podemos, que ha mostrado reticencias a sentarse a negociar, lo que podría poner en peligro cualquier intento del Gobierno de avanzar en su agenda legislativa.
En este contexto, el Gobierno ha intensificado sus esfuerzos para negociar con otros partidos, como el PNV y ERC, buscando establecer acuerdos que permitan avanzar en la tramitación de los Presupuestos. Sin embargo, la falta de un compromiso claro por parte de Podemos y la incertidumbre en torno a su disposición para apoyar las medidas del Gobierno plantean un escenario complicado para la administración de Sánchez. La fragmentación del Congreso y la falta de mayorías claras han llevado a un clima de inestabilidad que podría tener repercusiones significativas en la capacidad del Gobierno para gobernar de manera efectiva.
La situación actual del Gobierno de Sánchez es un reflejo de los desafíos que enfrenta en un entorno político cada vez más complejo. La derogación de decretos, la reprobación de ministros y la disminución de la producción legislativa son indicadores de una administración que lucha por mantener su cohesión y efectividad en un contexto de fragmentación parlamentaria. A medida que se aproxima septiembre, será crucial observar cómo el Gobierno maneja estos desafíos y si logra establecer las alianzas necesarias para avanzar en su agenda legislativa.