La independencia económica se ha convertido en un tema crucial en la lucha por la igualdad de género. En un mundo donde las mujeres han logrado avances significativos en muchos aspectos, la realidad económica sigue siendo un área de gran desigualdad. Laura Encina, coach financiera y autora del estudio ‘La deuda de ser mujer’, ha dedicado su carrera a investigar cómo la dependencia financiera afecta la autonomía de las mujeres. Su informe, que se presentará en Dubái durante la cumbre ‘Mujer al Mando’, revela que la falta de recursos económicos propios sigue siendo una barrera significativa para la libertad femenina.
### La Brecha Económica y la Dependencia Financiera
El estudio de Encina ofrece una mirada profunda a la relación de las mujeres con el dinero y cómo esta relación impacta en su vida diaria. A través de una encuesta realizada a más de 5.000 mujeres en España, se ha encontrado que más del 60% de las encuestadas ha dependido económicamente de su pareja en algún momento de sus vidas. Esta dependencia no solo se traduce en una falta de recursos, sino también en una inseguridad a la hora de tomar decisiones financieras. Casi la mitad de las mujeres encuestadas admitió no sentirse segura al gestionar su dinero, lo que pone de manifiesto que la desigualdad económica no es solo una cuestión de ingresos, sino también de educación y cultura.
La violencia económica es un concepto que Encina menciona en su estudio, y que se manifiesta de diversas maneras. Esta forma de control puede incluir limitar el acceso al dinero, supervisar cada gasto o incluso usar la economía como herramienta de sometimiento emocional. Muchas mujeres, a menudo sin darse cuenta, pierden su libertad en relaciones donde la dependencia económica es la norma. La falta de recursos propios puede llevar a muchas a permanecer en relaciones tóxicas por miedo a no poder mantener a sus hijos o a no tener un lugar donde vivir.
### El Impacto de los Roles de Género en la Estabilidad Económica
Los roles de género tradicionales y las responsabilidades de cuidado siguen penalizando la independencia económica de las mujeres. A menudo, las mujeres asumen la mayor parte de las tareas del hogar y el cuidado de los hijos, lo que limita su tiempo y oportunidades para avanzar en sus carreras. Esto se traduce en salarios más bajos y en carreras más interrumpidas, lo que a largo plazo afecta sus pensiones. Aunque las mujeres tienden a vivir más años, muchas se encuentran en una situación económica precaria en su vejez debido a la falta de compensación por el trabajo de cuidado.
Tras una ruptura, la situación económica de muchas mujeres tiende a empeorar. Encina señala que los impagos de pensiones y la manipulación económica son formas de violencia que se manifiestan en este contexto. Muchas mujeres enfrentan un doble castigo: emocional y financiero. Este tipo de abuso, aunque no siempre visible, es una realidad que muchas viven en silencio, normalizando una situación que es profundamente injusta.
La inseguridad financiera entre las mujeres también se debe a la falta de educación financiera. Durante generaciones, se ha enseñado a las mujeres a cuidar y ahorrar, pero no a invertir y prosperar. Este enfoque ha creado una mentalidad de escasez, donde muchas se sienten incapaces de gestionar su dinero de manera efectiva. Encina destaca que es fundamental cambiar esta narrativa y empoderar a las mujeres para que se sientan seguras al hablar de dinero y tomar decisiones financieras.
Encina anima a las mujeres a dar el primer paso hacia su independencia económica, incluso si sienten miedo. La clave está en empezar a entender sus finanzas, a hablar de dinero sin vergüenza y a tomar decisiones que les permitan recuperar el control de su vida económica. La independencia económica no se construye de la noche a la mañana, sino que se teje día a día con pequeños actos de amor propio.
Las nuevas generaciones parecen estar más abiertas a hablar de dinero y a buscar la libertad financiera. Sin embargo, Encina enfatiza que aún queda mucho trabajo por hacer. Es esencial que la educación financiera se convierta en una parte integral de la formación desde una edad temprana, para que las futuras generaciones de mujeres puedan crecer con una mentalidad de empoderamiento y autonomía.
La lucha por la independencia económica es, en última instancia, una lucha por la libertad. Cuando las mujeres toman el control de su vida financiera, no solo cambian su propio futuro, sino que también allanan el camino para las que vienen detrás. La educación y el empoderamiento son herramientas clave en esta batalla, y es responsabilidad de todas fomentar un entorno donde hablar de dinero sea tan natural como hablar de salud o bienestar.
