La Diada del Onze de Setembre, una fecha emblemática para Catalunya, se aproxima y con ella la tradicional manifestación organizada por la Assemblea Nacional Catalana (ANC). Sin embargo, el panorama de este año se presenta marcado por la notable disminución de la participación tanto de la ciudadanía como de las instituciones. En años anteriores, esta celebración había congregado a millones de personas en las calles, pero en los últimos tiempos, la asistencia ha ido en declive, reflejando un cambio en la dinámica del independentismo catalán.
### La Evolución de la Participación en la Diada
La historia reciente de la Diada muestra un contraste significativo entre las movilizaciones masivas de años pasados y la situación actual. En 2014, la Guardia Urbana contabilizó hasta 1,8 millones de asistentes, un número que se ha reducido drásticamente en los últimos años. En 2024, por primera vez desde el inicio del ‘procés’, no hubo representación del Govern en la marcha, lo que marcó un punto de inflexión en la relación entre las instituciones y el movimiento independentista. Este año, la ausencia del PSC, que también se ha distanciado de la manifestación, refuerza esta tendencia de desunión entre los partidos.
El contexto político ha influido en esta disminución de la participación. En 2022, ERC decidió no asistir a la manifestación, argumentando que la convocatoria se dirigía en contra del Govern de Pere Aragonès. Este año, la situación se repite, con el PSC ausente y una representación de los partidos independentistas que, aunque presente, refleja tensiones internas. La ANC ha criticado a los partidos por priorizar sus intereses políticos sobre la unidad del movimiento, lo que ha llevado a un clima de desconfianza y descontento.
### Presencias Destacadas y Nuevas Dinámicas
A pesar de las ausencias, la manifestación de este año contará con la presencia de los partidos independentistas, como Junts, ERC y la CUP. Junts, como principal fuerza de oposición, ha declarado que hay más motivos que nunca para movilizarse, citando una «involución nacional, cultural y democrática» bajo el actual liderazgo del president Salvador Illa. La CUP, por su parte, ha decidido levantar el veto a los socialistas y participará en la marcha, aunque con un solo representante, Non Casadevall, tras la salida de Laia Estrada por discrepancias internas.
La ANC ha mantenido su postura crítica hacia los partidos independentistas, acusándolos de no actuar con unidad y de haber cambiado la voluntad del pueblo por intereses de poder. En el manifiesto de este año, la ANC reprocha a los partidos haber pactado con el 155, refiriéndose a la suspensión de la autonomía en 2017, lo que ha generado un ambiente de tensión y desconfianza entre las diferentes facciones del independentismo.
La presidenta de Aliança Catalana, Sílvia Orriols, también ha anunciado su asistencia, lo que añade un nuevo elemento a la manifestación. Su participación ha sido objeto de controversia, ya que la ANC ha rechazado su presencia, argumentando que su proyecto político «atenta contra los derechos humanos». Esta situación refleja la fragmentación del movimiento independentista y la dificultad de encontrar un terreno común entre las diversas fuerzas políticas.
### La Respuesta de los Partidos No Independentistas
Por otro lado, los partidos no independentistas, como el PSC, comuns, PP y Vox, han optado por distanciarse de la manifestación de la ANC. Estos partidos han decidido centrarse en actos institucionales organizados por la Generalitat, buscando reivindicar la Diada como una celebración inclusiva para todos los catalanes. Esta estrategia busca evitar el enfrentamiento directo con el independentismo y posicionarse como una alternativa que promueve la unidad y la convivencia.
El PP y Vox, en particular, han criticado la apropiación del Día Nacional de Catalunya por parte de los independentistas, argumentando que los acuerdos del PSC con Junts y ERC los convierten en cómplices de esta supuesta apropiación. Esta dinámica de confrontación entre los partidos independentistas y no independentistas añade una capa adicional de complejidad al contexto político catalán, donde las divisiones son cada vez más evidentes.
La Diada del Onze de Setembre de este año se presenta como un reflejo de la evolución del independentismo en Catalunya, marcado por la disminución de la participación y la creciente fragmentación entre las fuerzas políticas. A medida que se acerca la fecha, las expectativas y tensiones aumentan, dejando en el aire la pregunta de cómo se desarrollará esta emblemática celebración en un contexto tan polarizado.