La menstruación es un proceso fisiológico que afecta a aproximadamente la mitad de la población mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la salud menstrual como un derecho humano fundamental. En este contexto, los productos menstruales son esenciales para garantizar la higiene, prevenir infecciones y permitir la participación plena de las personas que menstruan en la educación y el trabajo, contribuyendo así a la igualdad de género. Sin embargo, a pesar de su importancia, existe una preocupación creciente sobre la seguridad de estos productos, especialmente en lo que respecta a la presencia de compuestos químicos tóxicos.
### Productos Menstruales: Evolución y Variedad
A lo largo de las décadas, los productos menstruales han evolucionado significativamente. En los años 80, se reportaron más de 800 casos de síndrome de shock tóxico, lo que llevó a una revisión de la composición de los tampones superabsorbentes. Hoy en día, el mercado ofrece una amplia gama de opciones, desde productos desechables como compresas y tampones hasta alternativas reutilizables como bragas menstruales y copas menstruales. En España, un 61% de las personas que menstrúan utilizan compresas, mientras que un 48% opta por la copa menstrual. Sin embargo, el uso de productos desechables plantea un problema ambiental significativo, ya que una persona puede utilizar más de 10,000 productos a lo largo de su vida.
La creciente preocupación por el impacto ambiental ha llevado a muchas personas, especialmente a las más jóvenes, a optar por alternativas reutilizables. Sin embargo, la seguridad de estos productos también está en entredicho debido a la presencia de compuestos químicos tóxicos que pueden tener efectos adversos tanto en la salud humana como en el medio ambiente.
### Compuestos Químicos Tóxicos en Productos Menstruales
Recientes estudios han revelado la presencia de compuestos perfluorados (PFAS), dioxinas, pesticidas y ftalatos en productos menstruales. Estos compuestos no solo son preocupantes por su potencial toxicidad, sino también por su capacidad de acumularse en el medio ambiente. En un estudio reciente, se analizaron tres familias de plastificantes en productos menstruales del mercado español, encontrando que todos los productos analizados contenían niveles detectables de al menos uno de estos compuestos.
Los niveles más altos de ftalatos y ésteres organofosforados se encontraron en bragas menstruales y compresas de tela, mientras que los plastificantes alternativos se detectaron en compresas y salvaslips. Esta contaminación no se limita solo a los productos en sí, sino que también se extiende a los envoltorios de los productos desechables, que pueden liberar estos compuestos al medio ambiente durante su uso y eliminación.
La preocupación por la liberación de plastificantes es válida, ya que estos pueden contaminar ecosistemas terrestres y acuáticos. Una vez en el medio ambiente, pueden acumularse en organismos vivos, afectando no solo a la fauna y flora, sino también a los seres humanos a través de la cadena alimentaria. Por ejemplo, la ingestión de pescado contaminado puede llevar a la exposición a estos compuestos tóxicos.
### Efectos en la Salud Humana
La exposición a compuestos químicos presentes en productos menstruales no solo plantea un riesgo ambiental, sino que también puede tener serias implicaciones para la salud humana. Estudios han demostrado que la exposición continua a pequeñas dosis de ftalatos y ésteres organofosforados puede causar disrupciones endocrinas, alteraciones en el sistema inmunitario e incluso cáncer. Aunque la información sobre los plastificantes alternativos es más limitada debido a su uso reciente, los primeros estudios sugieren que también podrían tener propiedades tóxicas.
La piel de la vulva y la vagina tiene una capacidad de absorción mayor que otras áreas del cuerpo, lo que significa que los productos menstruales, que están en contacto directo con esta piel, pueden ser una fuente significativa de exposición a estos compuestos. En un análisis de riesgo, se encontró que el uso de ciertos productos podría suponer un riesgo para la salud humana, especialmente si se considera el peor de los casos en el que se absorben todos los plastificantes a través de la piel.
Es crucial destacar que, aunque estos hallazgos son preocupantes, la evaluación del riesgo no es definitiva. La cantidad de plastificantes que realmente se absorbe a través de la piel puede variar significativamente dependiendo del tipo de material y del plastificante en cuestión. Sin embargo, la falta de estudios específicos sobre la absorción de estos compuestos a través de la piel de la vulva y la vagina subraya la necesidad de más investigación en este campo.
La escasez de información sobre la composición química de los productos menstruales es alarmante, considerando que son utilizados por millones de personas en todo el mundo. Además, la ausencia de regulaciones específicas que limiten el uso de sustancias tóxicas en estos productos y la falta de requisitos legales para informar sobre la presencia de compuestos químicos en las etiquetas agravan la situación. Con el creciente interés en la sostenibilidad y la huella ambiental, es esencial que los consumidores tengan acceso a información clara y precisa sobre la composición de los productos que utilizan.
