Las intensas lluvias provocadas por la tormenta Alice han dejado una estela de destrucción en varias localidades de Mallorca, siendo Porto Cristo una de las más afectadas. Durante la tarde del 12 de octubre de 2025, un aguacero repentino inundó calles y locales comerciales, causando estragos en la comunidad. La situación se volvió crítica cuando, en solo veinte minutos, se registraron acumulaciones de agua de hasta cuarenta centímetros, lo que llevó a los servicios de emergencia a intervenir rápidamente.
Los residentes de Porto Cristo han expresado su frustración ante la recurrente problemática de las inundaciones. José Díaz, propietario de un bar local, comentó que cada vez que se presentan lluvias intensas, el barrio enfrenta los mismos problemas. «Este barrio está muy mal», afirmó, señalando que el agua entra con fuerza en su establecimiento, lo que le obliga a desconectar equipos y a lidiar con daños materiales. La falta de un sistema de alcantarillado adecuado en la zona agrava la situación, ya que el agua se acumula en las calles y los desagües no son capaces de absorberla.
La Dirección General de Emergencias del Govern de las Islas Baleares emitió una alerta a los residentes de las comarcas del Llevant y del norte de Mallorca, recomendando evitar las zonas propensas a inundaciones. En Manacor, se registraron más de 60 litros de lluvia por metro cuadrado, lo que indica la magnitud de la tormenta. La situación se complicó aún más con la interrupción del tráfico aéreo en el aeropuerto de Palma, donde se reportaron retrasos y cancelaciones de vuelos.
Aparte de Porto Cristo, otras áreas de Mallorca también sufrieron las consecuencias de la tormenta. En Cala Romántica, se registraron inundaciones que afectaron a los residentes y negocios locales. La comunidad se siente impotente ante la falta de soluciones efectivas por parte del Ayuntamiento, que, según los vecinos, no ha tomado medidas adecuadas para mitigar el impacto de las lluvias.
La tormenta Alice no solo afectó a Mallorca, sino que también causó problemas en las Pitiusas, donde Ibiza y Formentera experimentaron fuertes lluvias, cortes de electricidad y vuelos cancelados. La ciudad de Ibiza, que ya había enfrentado inundaciones el 30 de septiembre, volvió a ser golpeada por la tormenta, lo que generó preocupación entre los residentes y turistas.
La situación en Porto Cristo es un claro ejemplo de cómo las infraestructuras inadecuadas pueden agravar los efectos de fenómenos meteorológicos extremos. Los vecinos han señalado que la zona se encuentra en una bajada natural, lo que provoca que el agua se acumule en las calles y no pueda drenar adecuadamente. «Aquí se acumula y los desagües no dan abasto», comentó un residente, reflejando la desesperación de una comunidad que se siente olvidada por las autoridades.
El impacto de la tormenta Alice ha llevado a muchos a cuestionar la preparación de las autoridades locales para enfrentar situaciones de emergencia. La falta de un plan de acción claro y la ineficacia en la gestión de las inundaciones han dejado a los residentes de Porto Cristo sintiéndose vulnerables y desprotegidos. La comunidad ha solicitado una respuesta más efectiva por parte del Ayuntamiento, que debería incluir la mejora de las infraestructuras de drenaje y la implementación de medidas preventivas para evitar futuras inundaciones.
La tormenta Alice ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de abordar los problemas de infraestructura en Mallorca. A medida que el cambio climático continúa intensificando los fenómenos meteorológicos, es crucial que las autoridades tomen medidas proactivas para proteger a las comunidades vulnerables. La experiencia de Porto Cristo es un recordatorio de que la planificación urbana y la gestión del agua son esenciales para garantizar la seguridad y el bienestar de los residentes.
En resumen, las inundaciones en Porto Cristo son un reflejo de un problema más amplio que afecta a muchas comunidades en Mallorca y otras regiones. La tormenta Alice ha dejado una huella significativa, y es imperativo que se tomen medidas para prevenir que situaciones similares ocurran en el futuro. Los residentes merecen vivir en un entorno seguro y protegido, y es responsabilidad de las autoridades locales garantizar que se implementen las soluciones necesarias para lograrlo.