En un rincón inesperado de Cataluña, en el polígono industrial entre Martorell y Abrera, se ha inaugurado una planta que promete transformar la industria alimentaria y de biocombustibles. La empresa biotecnológica Dapibus ha puesto en marcha una innovadora instalación que utiliza larvas de mosca para producir harina, aceite, grasa y fertilizante orgánico. Este proyecto, que ha requerido años de investigación y desarrollo, se extiende sobre 3.000 metros cuadrados y tiene la capacidad de procesar hasta 3.500 toneladas mensuales de productos. La empresa ya ha asegurado contratos con importantes actores del sector de la alimentación animal y está a la espera de obtener el último permiso necesario para comenzar a comercializar sus productos.
### La Historia Detrás de Dapibus
Dapibus no es solo una empresa más en el sector biotecnológico; es el resultado de la visión de tres cofundadores: Arturo Almazor, Alex Segura y Carlos Conde. Alex Segura, quien anteriormente trabajó en una multinacional textil, decidió dar un giro a su carrera al descubrir el potencial del mercado de proteínas derivadas de insectos. Junto a sus socios, comenzaron a explorar cómo podrían implementar esta idea en un modelo de negocio sostenible y escalable. Tras levantar aproximadamente 10 millones de euros en inversión privada y ayudas públicas, Dapibus ha logrado establecer su planta en Abrera.
El enfoque de Dapibus es claro: se consideran ganaderos, pero en lugar de criar vacas o cerdos, se dedican a la cría de insectos. Este modelo no solo es innovador, sino que también es más sostenible, ya que las larvas se alimentan de residuos de la industria alimentaria, contribuyendo a un ciclo de producción más circular. La empresa ha comenzado a vender su abono a Fertiberia, una de las compañías más grandes del sector, y ha atraído el interés de grandes productores de alimentos para mascotas y pienso para ganado.
### Proceso de Producción Eficiente
El proceso de producción en Dapibus es un ejemplo de automatización y eficiencia. Comienza con la introducción de sobres que contienen 300.000 larvas en una bandeja con una mezcla nutritiva. Un robot se encarga de abrir los sobres y distribuir las larvas, que crecerán durante 11 días. Este proceso se divide en dos fases: las primeras cinco días en un ambiente controlado y las siguientes seis en otro. Al finalizar este ciclo, las larvas son recolectadas y procesadas para extraer sus componentes útiles.
Una vez que las larvas han alcanzado su tamaño óptimo, se separan los excrementos, que se utilizan como abono, mientras que las larvas son deshidratadas y procesadas para obtener harina y aceite. Este enfoque integral asegura que no se desperdicia nada, y cada parte del insecto se convierte en un producto valioso. La harina resultante se utiliza principalmente en la alimentación animal, mientras que el aceite puede ser utilizado en biocombustibles o cosméticos, aunque actualmente se destina mayormente a la producción de pienso.
Dapibus tiene planes ambiciosos para el futuro. Actualmente, están cerrando acuerdos con empresas internacionales, pero anticipan que, tras obtener el permiso necesario para comercializar sus productos en España, comenzarán a establecer contratos con empresas locales. La propuesta de valor de Dapibus radica en que su producto no solo es competitivo en precio, sino que también mejora la salud de los animales al reducir los patógenos presentes en la alimentación. Además, su modelo de negocio se alinea con las tendencias actuales hacia la sostenibilidad y la economía circular.
La empresa prevé que, para finales de 2026, su facturación alcance los 4 millones de euros, gracias a la expansión de su producción y la diversificación de sus productos. Con la intención de aumentar su capacidad operativa, Dapibus planea pasar de un turno de trabajo a cinco, lo que también implicará la duplicación de su plantilla de 10 a 20 empleados. A largo plazo, la visión de Dapibus incluye la construcción de una planta más grande, de aproximadamente 30.000 metros cuadrados, para poder competir con las instalaciones más grandes de Europa.
La historia de Dapibus es un claro ejemplo de cómo la innovación puede surgir de la necesidad de encontrar soluciones sostenibles en un mundo que enfrenta desafíos ambientales y de recursos. Con su enfoque en la producción de proteínas a partir de insectos, la empresa no solo está abriendo nuevas oportunidades en el sector alimentario, sino que también está contribuyendo a un futuro más sostenible y responsable.