La energía nuclear ha sido un pilar fundamental en la producción de electricidad en España, y su futuro se encuentra en el centro de un debate político y social. En particular, Catalunya, Extremadura, Valencia y Castilla-La Mancha son las comunidades que podrían verse más afectadas por una posible moratoria en el cierre de centrales nucleares. Este artículo explora la situación actual de las centrales nucleares en estas regiones y las implicaciones de una moratoria en el calendario de cierre acordado entre el Gobierno y las empresas propietarias.
La central nuclear de Ascó, ubicada en Tarragona, es una de las más relevantes en Catalunya. Con dos reactores, Ascó I y II, esta central ha sido responsable de una parte significativa de la producción eléctrica en la comunidad, representando un 56,7 % de la electricidad generada en 2024. La Generalitat ha establecido que el cierre de Ascó I está previsto para 2030 y Ascó II para 2031, lo que plantea interrogantes sobre el suministro eléctrico en la región. Además, la central de Vandellós II, también en Tarragona, tiene un cierre programado para 2035. En total, Catalunya cuenta con una potencia instalada de 3.146 megavatios en sus reactores nucleares, lo que la convierte en la comunidad con mayor dependencia de esta fuente de energía.
Por otro lado, Extremadura, con sus dos reactores en Almaraz, también se enfrenta a un futuro incierto. La central de Almaraz, que genera el 7 % de la demanda eléctrica anual del país, tiene cierres programados para 2027 y 2028. A pesar de que Extremadura solo consume alrededor del 16 % de la energía que produce, la central es crucial para el suministro eléctrico, generando suficiente energía para abastecer a 4 millones de hogares españoles. La situación es similar en Valencia, donde la central de Cofrentes, la más grande del país con 1.092 megavatios, tiene un cierre previsto para 2030 y suministra aproximadamente el 45 % de la electricidad utilizada en la comunidad.
Finalmente, en Castilla-La Mancha, la central nuclear de Trillo, con una potencia instalada de 1.062 megavatios, tiene un cierre programado para 2035. Esta comunidad, al igual que Extremadura, es exportadora de su excedente de producción de energía, con un fuerte componente de energías renovables. La dependencia de la energía nuclear en estas regiones plantea un dilema sobre cómo garantizar un suministro eléctrico seguro y sostenible en el futuro.
El debate político en torno a la moratoria del cierre nuclear ha generado tensiones entre el Gobierno central y sus aliados en Catalunya. La reciente abstención de Junts en el Congreso, que permitió que una iniciativa del PP para alargar la vida de las centrales avanzara, ha complicado aún más la situación. La proposición de ley del PP, que busca revertir el cierre nuclear, ha recibido el apoyo de 171 votos, pero ha sido rechazada por el PSOE, Sumar y otros socios de Gobierno. Esta situación ha llevado a la posibilidad de una moratoria en el cierre nuclear, lo que ha sido rechazado por Sumar y ha generado incertidumbre en el sector.
El Ministerio para la Transición Ecológica ha enfriado las expectativas sobre una moratoria, afirmando que no hay negociaciones abiertas con las empresas propietarias de las centrales nucleares. Endesa e Iberdrola, que han solicitado formalmente una moratoria, se han encontrado con tres líneas rojas establecidas por el Gobierno: garantizar la seguridad de las personas, contribuir a la seguridad del suministro y no aumentar los costos para los ciudadanos. Hasta el momento, las empresas no han modificado sus propuestas, lo que sugiere que el debate sobre el futuro de la energía nuclear en España está lejos de resolverse.
La situación actual plantea importantes preguntas sobre el futuro energético de España y la necesidad de encontrar un equilibrio entre la producción de energía, la seguridad del suministro y la sostenibilidad ambiental. A medida que se acerca el cierre de las centrales nucleares, las comunidades afectadas deben prepararse para un cambio significativo en su matriz energética, lo que podría tener repercusiones en la economía y el bienestar de sus ciudadanos. La transición hacia fuentes de energía más sostenibles y renovables se vuelve cada vez más urgente, y el papel de la energía nuclear en este proceso sigue siendo un tema de debate candente.