La llegada de la dana Alice ha causado estragos en Catalunya, especialmente en las comarcas del sur, donde las lluvias torrenciales han provocado inundaciones significativas. Desde el domingo, decenas de municipios han sido afectados, y las autoridades han activado protocolos de emergencia para hacer frente a la situación. Este fenómeno meteorológico ha dejado a su paso un panorama desolador, con calles anegadas y daños estructurales en diversas infraestructuras.
La Agencia Meteorológica de Catalunya (Meteocat) ha emitido avisos de nivel naranja en varias comarcas, advirtiendo sobre la intensidad y acumulación de lluvias. Las previsiones indican que las precipitaciones continuarán durante el lunes, lo que ha llevado a la Generalitat a suspender clases y cerrar instalaciones públicas en las áreas más afectadas, como Montsià, Baix Ebre y Baix Camp. Además, se ha recomendado el teletrabajo para evitar desplazamientos innecesarios y garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Los registros de lluvia han sido alarmantes. En el Montsià, se han acumulado más de 300 litros por metro cuadrado en un solo día, mientras que en el Baix Ebre, algunas localidades han superado los 180 litros en pocas horas. Este volumen de agua ha generado inundaciones de más de un metro de altura en municipios como Godall y La Ràpita, dejando a su paso un rastro de destrucción.
La situación ha obligado a las autoridades a cortar el tráfico en varias carreteras, incluyendo la AP-7 y la N-340, lo que ha dificultado aún más la movilidad en la región. Aunque se ha restablecido la circulación en algunos tramos, otros continúan cerrados debido a los daños causados por las lluvias. Los servicios de emergencia han recibido más de 2,000 llamadas relacionadas con la situación, y se han llevado a cabo alrededor de 340 intervenciones, muchas de ellas para rescatar a personas atrapadas por las inundaciones.
La Creu Roja ha sido movilizada para ayudar a las personas desalojadas, que han tenido que buscar refugio en polideportivos y otros espacios habilitados. La Generalitat ha mantenido activos todos los protocolos de emergencia, y el Centre de Coordinació Operativa de Catalunya (CECAT) ha estado en constante comunicación para coordinar los esfuerzos de rescate y asistencia.
La respuesta de las autoridades ha sido rápida, pero la magnitud de los daños aún está por determinarse. Se espera que, a medida que las aguas comiencen a bajar, se realicen evaluaciones más precisas sobre los daños estructurales en edificios e infraestructuras. Por el momento, la prioridad es garantizar la seguridad de los ciudadanos y proporcionar asistencia a quienes más lo necesitan.
El impacto de la dana Alice no solo se ha sentido en las infraestructuras, sino también en la vida cotidiana de los habitantes de las zonas afectadas. Muchos vecinos han expresado su preocupación por la pérdida de pertenencias y la necesidad de reconstruir sus vidas tras este desastre natural. Las autoridades locales han instado a la población a mantenerse informada y seguir las recomendaciones de seguridad para evitar situaciones de riesgo.
A medida que avanza la semana, se espera que las condiciones meteorológicas mejoren, pero el recuerdo de la fuerza de la dana Alice permanecerá en la memoria colectiva de Catalunya. La comunidad se enfrenta ahora al desafío de recuperarse de este evento devastador, y la solidaridad entre los ciudadanos será fundamental para superar las dificultades que se avecinan. Las lecciones aprendidas de esta experiencia también servirán para mejorar la preparación ante futuros fenómenos meteorológicos extremos, que parecen ser cada vez más frecuentes en la región.