El caso de Hadi Matar, quien apuñaló al célebre escritor Salman Rushdie durante un evento literario en agosto de 2022, ha llegado a su fin con una sentencia que ha captado la atención mundial. Matar, de 27 años y con doble nacionalidad estadounidense-libanesa, fue condenado a 25 años de prisión por intento de asesinato y otros siete años por agresión en segundo grado. Esta decisión fue tomada por el juez David Foley en el Tribunal del Condado de Chautauqua, Nueva York, quien impuso la máxima pena solicitada por la Fiscalía.
### El ataque y sus consecuencias
El ataque ocurrió el 12 de agosto de 2022, cuando Matar se abalanzó sobre Rushdie, apuñalándolo más de una docena de veces en un ataque que duró apenas 27 segundos. El escritor sufrió graves lesiones, incluyendo la pérdida de su ojo derecho y daños en la motricidad de una mano. Además, el moderador del evento, Henry Reese, también resultó herido en el ataque. Este suceso no solo puso en riesgo la vida de Rushdie, sino que también reavivó el debate sobre la libertad de expresión y la seguridad de los autores en el exilio.
El jurado, que deliberó durante poco más de dos horas, encontró a Matar culpable de los cargos de intento de asesinato y agresión. Durante el juicio, la defensa intentó argumentar que el jurado actuó con prejuicios hacia Matar debido a su origen, pero el tribunal desestimó estas alegaciones. Matar no mostró remordimiento durante el proceso y, al momento de recibir la sentencia, se declaró no culpable, describiendo a Rushdie como un «hipócrita» por su forma de tratar a los demás.
### La fatua y su contexto
El ataque a Rushdie no puede entenderse sin considerar el contexto histórico que lo rodea. En 1989, el régimen iraní emitió una fatua contra Rushdie tras la publicación de su novela «Los versos satánicos», que fue considerada blasfema por muchos musulmanes. Esta fatua ofrecía una recompensa de 3 millones de dólares a quien lo matara. Aunque el régimen iraní revocó la fatua en 1998, el daño ya estaba hecho y Rushdie vivió durante años bajo la amenaza de muerte.
Matar, que profesa el islam chií, no ha aclarado si su ataque fue motivado por la fatua, pero su acción ha sido interpretada como un eco de la violencia que ha rodeado a Rushdie desde la publicación de su obra. Durante el juicio, el abogado de Matar argumentó que el alto perfil de Rushdie había influido en el juicio, sugiriendo que el jurado no pudo mantenerse imparcial debido a la atención mediática que el caso había recibido.
Rushdie, por su parte, ha continuado defendiendo la libertad de expresión y ha hablado abiertamente sobre su experiencia tras el ataque. En su libro «Cuchillo», publicado el año pasado, Rushdie reflexiona sobre cómo el ataque le transformó y explora su relación con Matar a través de una conversación ficticia. Su valentía al hablar de estos temas ha sido aclamada por muchos, convirtiéndolo en un símbolo de resistencia frente a la censura y la violencia.
La condena de Matar a 25 años de prisión, que se cumplirá de manera simultánea con la pena por agresión, ha sido recibida con alivio por muchos que ven en este veredicto un paso hacia la justicia. Sin embargo, el caso también plantea preguntas sobre la seguridad de los autores y la libertad de expresión en un mundo donde la violencia puede ser utilizada como herramienta para silenciar voces disidentes.
El futuro de Salman Rushdie, aunque marcado por el trauma del ataque, sigue siendo uno de lucha y defensa de los derechos humanos. Su historia es un recordatorio de los peligros que enfrentan aquellos que se atreven a desafiar las normas y creencias establecidas, y de la importancia de proteger la libertad de expresión en todas sus formas.