Mariano Ozores, un nombre que resuena en la historia del cine español, ha dejado una huella imborrable tras su fallecimiento a los 98 años en su hogar de Madrid. Este prolífico director y guionista, conocido por su inigualable capacidad para hacer reír, fue un referente en la comedia nacional, logrando conectar con el público a través de su ingenio y creatividad. Su carrera, marcada por la producción de 96 películas, abarcó varias décadas y estilos, pero siempre mantuvo un enfoque en el entretenimiento y la diversión.
### Un Comienzo en el Mundo del Espectáculo
Nacido en 1923 en una familia de artistas, Mariano Ozores creció rodeado de la magia del teatro. Sus padres, Luisa Puchol y Mariano Ozores, fueron actores de teatro, lo que influyó en su temprana inclinación hacia el mundo del espectáculo. Desde los 17 años, comenzó a actuar en la compañía teatral de sus padres, pero su verdadera pasión se encontraba en la escritura. Esta vocación lo llevó a estudiar la reacción del público, buscando entender qué elementos de la comedia resonaban con la audiencia.
Su carrera cinematográfica comenzó en 1952, cuando fue contratado por Benito Perojo para escribir el guion de «Ché, qué loco». A partir de ahí, su trayectoria se expandió rápidamente, colaborando con otros guionistas y directores en una variedad de proyectos. Durante la década de 1960, Ozores se destacó como director, creando comedias que se convirtieron en éxitos de taquilla. A pesar de que la crítica no siempre aplaudía su trabajo, él se mantuvo fiel a su pasión por hacer reír, lo que le permitió consolidarse como uno de los directores más prolíficos de España.
### Un Estilo Único y Productividad Inigualable
La década de los 60 marcó un punto de inflexión en la carrera de Mariano Ozores. Con un enfoque en la comedia, sus películas como «Salto mortal» y «La novicia rebelde» lo catapultaron a la fama. Su estilo característico, que combinaba humor y crítica social, resonó con el público, convirtiéndolo en un referente de la comedia popular española. A lo largo de su carrera, Ozores se destacó por su capacidad para producir películas de manera rápida y eficiente, con rodajes que a menudo no superaban las cuatro semanas y una postproducción de apenas dos meses.
En 1982, su ritmo de trabajo alcanzó un pico impresionante, estrenando seis películas en un solo año. Títulos como «Padre no hay más que dos» y «Cristóbal Colón, de oficio… descubridor…» se convirtieron en clásicos del cine español, consolidando su estatus como un maestro de la comedia. Su filosofía de trabajo era clara: «vamos a divertirnos un rato y de paso hacemos una película». Esta mentalidad positiva y su dedicación al entretenimiento fueron clave para su éxito duradero.
La influencia de Mariano Ozores no se limitó solo a la dirección. También fue un innovador en la televisión, donde trabajó como director de programación en TVE. Su habilidad para conectar con el público se reflejó en programas y series que presentaba y dirigía, como «Aeropuerto Telefunken». Su enfoque en la comedia y el entretenimiento lo convirtió en una figura querida tanto en el cine como en la televisión.
A lo largo de su vida, Ozores recibió numerosos reconocimientos por su contribución al cine español, incluyendo el Goya de Honor en 2016. En su discurso de agradecimiento, recordó a todos los actores con los que había trabajado y expresó su gratitud hacia el público, a quien consideraba el verdadero protagonista de su carrera.
Mariano Ozores deja un legado que va más allá de sus películas. Su capacidad para hacer reír y su dedicación al arte del entretenimiento han inspirado a generaciones de cineastas y actores. La capilla ardiente en el Tanatorio de la Paz se convierte en un lugar de homenaje donde familiares, amigos y colegas podrán rendir tributo a un maestro que supo conectar con el corazón del público español. Su legado perdurará en la memoria colectiva, recordándonos la importancia de la risa y el entretenimiento en nuestras vidas.