La traducción de obras literarias puede ser un proceso complicado, pero cuando se trata de textos que juegan con el lenguaje de maneras tan intrincadas como lo hace Georges Perec en ‘La disparition’, el desafío se vuelve monumental. Este libro, publicado en 1969, es famoso por su técnica del lipograma, que consiste en omitir deliberadamente una letra del alfabeto. En el caso de Perec, la letra E, la más común en francés, fue eliminada por completo, lo que llevó a la creación de una narrativa que, a pesar de su limitación, mantiene una coherencia y profundidad sorprendentes. Sin embargo, la pregunta que surge es: ¿cómo se puede traducir una obra así a otro idioma sin perder su esencia y, al mismo tiempo, respetar las reglas del lipograma?
### La Traducción como un Arte Creativo
La traducción de ‘La disparition’ al español, titulada ‘El secuestro’, fue un esfuerzo colectivo que comenzó en 1986 en la Universitat Autònoma de Barcelona. Un grupo de estudiantes de Filología Francesa, bajo la dirección del profesor Marc Parayre, se embarcó en esta tarea titánica. Aunque el primer intento no logró culminar en una versión final, sentó las bases para un segundo equipo que se formó en 1990. Este nuevo grupo, que incluía a Hermes Salceda, uno de los traductores más destacados, se propuso no solo traducir el texto, sino también recrear la experiencia del lector en español.
El primer gran desafío fue decidir qué letra omitir en español. Mientras que en francés la E fue la elegida, en español la letra A, también muy común, se convirtió en el nuevo objetivo. Esta decisión no solo fue una cuestión de técnica, sino que buscaba generar un efecto similar en el lector hispanohablante. Hermes Salceda, quien fue parte del equipo de traducción, explica que la meta era producir un impacto simétrico en el uso del idioma, lo que requería un enfoque meticuloso y creativo.
El proceso de traducción fue arduo y demandó casi seis años. Cada miembro del equipo trabajaba en secciones del texto, que luego eran discutidas y negociadas en grupo. Este método colaborativo permitió que cada frase fuera cuidadosamente elaborada, asegurando que la historia se mantuviera intacta mientras se cumplían las exigencias del lipograma. Salceda recuerda que a menudo se pasaban tardes enteras debatiendo sobre la mejor forma de traducir una frase, lo que generaba roces y discusiones, pero también un sentido de camaradería y compromiso con el proyecto.
### Los Retos de la Traducción y su Impacto Cultural
La traducción de ‘El secuestro’ no solo fue un ejercicio académico, sino que también se convirtió en un fenómeno cultural. Al ser publicada en 1998, la obra fue reconocida con el Premio Stendhal, un galardón que subrayó su importancia en el ámbito literario. Sin embargo, el camino no estuvo exento de dificultades. Durante el proceso de corrección, un error en la inclusión de un texto en alemán que contenía la letra A pasó desapercibido, lo que llevó a una corrección en la reedición posterior. Este tipo de incidentes subraya la complejidad de traducir un texto que ya es un juego en sí mismo.
La influencia de Perec ha continuado creciendo desde su muerte en 1982. Su obra ha inspirado a generaciones de escritores y traductores, quienes ven en su estilo un reto y una oportunidad para explorar los límites del lenguaje. La reciente lectura pública de ‘La vida instrucciones de uso’, considerada su obra maestra, en la Librería Calders de Barcelona, es un testimonio de su perdurable relevancia. Este evento, que reunió a un centenar de aficionados, demuestra que la obra de Perec sigue resonando en la cultura contemporánea.
La traducción de ‘El secuestro’ ha sido elogiada no solo por su fidelidad al texto original, sino también por su capacidad para capturar el espíritu del juego literario que caracteriza a Perec. La decisión de cambiar la E por la A no fue simplemente un capricho, sino una estrategia que permitió a los traductores mantener la esencia del texto mientras se enfrentaban a las limitaciones del idioma español.
En resumen, la traducción de ‘La disparition’ a ‘El secuestro’ es un ejemplo brillante de cómo el arte de la traducción puede ser un acto de creación en sí mismo. A través de la colaboración, la creatividad y un profundo respeto por el texto original, los traductores lograron no solo traducir una obra, sino también reinterpretarla de una manera que resonara con los lectores en español. Este esfuerzo no solo ha enriquecido el panorama literario en español, sino que también ha demostrado que los límites del lenguaje pueden ser desafiados y superados a través de la imaginación y el ingenio.