La reciente decisión del Tribunal Supremo de España ha reavivado el debate sobre el futuro de las pinturas murales del monasterio de Sijena, que actualmente se encuentran en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). Este conflicto, que se remonta a la Guerra Civil Española, ha generado opiniones encontradas entre las autoridades aragonesas y los expertos en conservación del patrimonio. La cuestión central gira en torno a la viabilidad y seguridad de trasladar estas obras de arte, que son consideradas extremadamente frágiles.
### La Historia de las Pinturas de Sijena
Las pinturas murales de Sijena son un conjunto de frescos que adornaban la sala capitular del monasterio en Huesca. Estas obras, que datan del siglo XIII, representan escenas del Nuevo y Antiguo Testamento, y son un testimonio invaluable del arte románico en España. Sin embargo, en 1936, durante la Guerra Civil, el monasterio fue saqueado y las pinturas fueron trasladadas al MNAC, donde han permanecido desde entonces.
El conflicto por la devolución de estas obras ha sido un tema recurrente en la política cultural de España. Desde que el Tribunal Supremo dictó su sentencia, las autoridades aragonesas han argumentado que, dado que las pinturas han sido trasladadas en varias ocasiones, no hay razón para temer por su integridad en un nuevo traslado. El presidente autonómico, Jorge Azcón, ha afirmado que el sentido común y los avances en las técnicas de conservación permiten que estas obras puedan ser movidas de forma segura.
Sin embargo, la postura del MNAC es diametralmente opuesta. Expertos como Gianluigi Colalucci, restaurador de la Capilla Sixtina, han advertido que mover las pinturas de Sijena podría ser un riesgo inaceptable. Colalucci ha señalado que las obras han enfrentado condiciones extremas y que su fragilidad actual las hace vulnerables a cualquier tipo de movimiento. Este desacuerdo entre las autoridades aragonesas y los expertos en conservación plantea preguntas sobre la responsabilidad en la protección del patrimonio cultural.
### Los Traslados Anteriores y su Impacto
A lo largo de los años, las pinturas de Sijena han sido objeto de varios traslados, aunque la mayoría de ellos han sido limitados a fragmentos o piezas sueltas. En 1970, por ejemplo, siete retratos de profetas fueron prestados al Metropolitan Museum de Nueva York para una exposición. Este fue el primer gran préstamo de obras de Sijena fuera de España. Posteriormente, en 1984 y 1997, algunos de estos mismos retratos fueron exhibidos en Londres y nuevamente en Nueva York, respectivamente.
Sin embargo, el MNAC ha enfatizado que estos traslados fueron excepcionales y no deben ser comparados con la complejidad de mover todo el conjunto de pinturas. Desde 1940, el conjunto pictórico no ha sido movido en su totalidad, lo que resalta la delicadeza de la situación actual. La última vez que se realizó un movimiento significativo fue en 1995, cuando se reordenó la colección del museo, pero incluso entonces, se trató de una operación meticulosamente planificada y ejecutada.
La consejera aragonesa de Cultura, Tomasa Hernández Martín, ha defendido la idea de que los traslados son posibles siempre que se tomen las medidas adecuadas. Sin embargo, la falta de consenso entre las partes involucradas complica aún más la situación. Mientras que Aragón sostiene que hay precedentes que demuestran que las pinturas pueden ser trasladadas sin riesgo, el MNAC insiste en que cualquier movimiento debe ser considerado con extrema precaución.
El debate sobre las pinturas de Sijena no solo es un asunto de patrimonio cultural, sino que también refleja las tensiones políticas y regionales en España. La lucha por la devolución de estas obras es un símbolo de la identidad cultural aragonesa y de la historia compartida del país. A medida que se intensifican las discusiones sobre el futuro de las pinturas, es evidente que la resolución de este conflicto requerirá un enfoque colaborativo que priorice la conservación del patrimonio por encima de las disputas políticas.
La situación actual de las pinturas de Sijena es un recordatorio de la fragilidad del patrimonio cultural y de la importancia de su conservación. A medida que se avanza en el debate sobre su futuro, es fundamental que todas las partes involucradas trabajen juntas para encontrar una solución que respete tanto la historia de estas obras como su integridad física.