Barcelona ha experimentado un notable crecimiento demográfico en los últimos 25 años, alcanzando una población de 1.734.267 habitantes en junio de 2025, lo que representa un aumento del 13,67% en comparación con el año 2000. Este incremento no se debe a un aumento en la natalidad, que ha disminuido de 9,2 nacimientos por cada 1.000 habitantes en 2010 a 6,7 en 2023. En cambio, la inmigración ha sido el principal motor de este crecimiento, con la ciudad catalana recibiendo un número de inmigrantes que supera al de otras grandes ciudades españolas.
Según el primer informe del Observatorio de las Migraciones y el Refugio, elaborado por el Institut Metròpoli para el Ayuntamiento de Barcelona, la ciudad ha visto un aumento significativo en su población de origen extranjero. A principios de 2025, había 612.529 residentes nacidos en el extranjero, lo que representa un 35,4% del total de la población. Este porcentaje es notablemente más alto que en otras capitales españolas, como Palma, Madrid y Valencia, donde las cifras son del 29,2%, 28% y 24,3%, respectivamente.
El informe destaca que el crecimiento de la población extranjera en Barcelona ha sido mucho más pronunciado que en otras ciudades, con un aumento del 11,9% entre 2010 y 2024. En contraste, Madrid, Valencia y Palma han visto incrementos más modestos en sus poblaciones extranjeras durante el mismo período. Este fenómeno ha llevado a que la población nacida en el extranjero en Barcelona se haya disparado un 80,1% en los últimos 15 años, mientras que en Madrid el aumento ha sido del 46%.
### La Evolución de la Población Extranjera en Barcelona
La transformación demográfica de Barcelona ha sido notable desde el año 2000. En ese año, solo había 46.015 residentes con visado de otros países, cifra que ha aumentado en 411.230 personas en un cuarto de siglo. Durante este tiempo, la población con nacionalidad española ha disminuido en 176.749. Este cambio ha sido impulsado por la migración transnacional, que ha reemplazado a la migración interna que caracterizaba el siglo XX.
Pau Alarcón, investigador del Institut Metròpoli, señala que la ciudad se ha convertido en un lugar con una alta complejidad demográfica y cultural. Las oleadas de inmigrantes han sido impulsadas por la demanda de mano de obra en sectores como la construcción, el servicio doméstico y la hostelería. Aunque la crisis financiera de 2008 provocó una desaceleración en el flujo migratorio, en los últimos años ha habido un repunte, diversificando aún más el origen de los nuevos residentes.
En Barcelona, un tercio de la población tiene orígenes foráneos, mientras que la media nacional es del 18,2%. Además, el 24,6% de los residentes en la ciudad no poseía pasaporte español en 2024, en comparación con el 13,4% a nivel nacional. Este crecimiento sostenido de la población de origen extranjero y la reducción del número de residentes nacidos en España son dos factores clave en la transformación demográfica de la ciudad.
### Desafíos y Desigualdades en la Ciudad
A pesar del crecimiento demográfico, la situación de la población inmigrante en Barcelona presenta desafíos significativos. La dualidad entre los nuevos residentes es evidente: mientras algunos llegan con altos niveles de educación y poder adquisitivo, otros se ven obligados a aceptar trabajos poco cualificados. Esta disparidad se refleja en el mercado de la vivienda, donde los hogares de origen extranjero destinan un 41,6% de sus ingresos a cubrir los gastos de vivienda, en comparación con el 18,5% de los hogares autóctonos.
El informe del Institut Metròpoli también destaca que el 70% de la población migrante vive en viviendas de alquiler, mientras que solo el 20% de los residentes nacidos en España se encuentran en la misma situación. Esta diferencia se traduce en una alta tasa de sobrecarga de los hogares, que alcanza el 42,7% entre la población nacida en el extranjero, en comparación con el 9,5% entre los autóctonos.
Los expertos advierten que esta brecha se agrava aún más si se considera la nacionalidad de los inmigrantes, ya que aquellos provenientes de países con menos recursos enfrentan mayores dificultades. La estructura demográfica envejecida de la población autóctona ha hecho que la llegada de nuevos residentes sea crucial para el mantenimiento de la economía de la ciudad.
En resumen, el crecimiento demográfico de Barcelona está intrínsecamente ligado a la inmigración, que ha transformado la ciudad en un lugar diverso y multicultural. Sin embargo, este crecimiento también plantea desafíos significativos en términos de integración y desigualdad, que requieren atención y políticas adecuadas para asegurar un futuro sostenible para todos sus habitantes.
