La reciente manifestación en Oviedo, convocada para exigir la eliminación del peaje del Huerna (AP-66), ha puesto de relieve las tensiones políticas entre el Gobierno regional de Asturias y el Ejecutivo central. A pesar de la movilización de miles de ciudadanos, el Ministerio de Transportes, liderado por Óscar Puente, ha reafirmado su postura de mantener el cobro del peaje, lo que ha generado un clima de descontento y frustración en la comunidad asturiana.
La manifestación, que reunió a diversas fuerzas políticas, empresariales y sindicales, fue un claro indicador de la unidad en la demanda de la supresión del peaje. Sin embargo, el Gobierno central ha respondido con frialdad, minimizando el impacto de la protesta y considerando que el asunto no es de gran relevancia para la región. Esta discrepancia ha evidenciado un profundo choque político entre dos administraciones que, a pesar de compartir la misma ideología, parecen estar en direcciones opuestas en cuanto a la gestión de infraestructuras.
### La Postura del Gobierno Central
El Ministerio de Transportes ha mantenido una posición firme en relación al peaje del Huerna, argumentando que su eliminación tendría un costo inasumible para el Estado. Esta justificación se basa en la ampliación de la concesión a la empresa Aucalsa, que se extiende hasta 2050, un hecho que ha sido cuestionado por la Comisión Europea. La UE ha señalado que esta prórroga es irregular, lo que añade un nivel de complejidad al debate sobre el futuro del peaje.
Óscar Puente, en declaraciones recientes, ha calificado la agenda de los políticos asturianos como «desenfocada», sugiriendo que el peaje no es una preocupación prioritaria para la comunidad. Esta afirmación ha sido recibida con incredulidad en Asturias, donde tanto el Gobierno regional como los ciudadanos consideran que la eliminación del peaje es esencial para el desarrollo económico y social de la región.
El rechazo del Gobierno central a discutir la eliminación del peaje ha llevado a la creación de la Alianza por las Infraestructuras, un espacio de diálogo que busca unir a diferentes actores de la sociedad asturiana. Sin embargo, la falta de respuesta del Ministerio a la solicitud de reunión ha generado desconfianza y frustración entre los representantes del Principado.
### Desencuentros y Conflictos Adicionales
El conflicto por el peaje del Huerna no es un caso aislado. Asturias ha acumulado una serie de desencuentros con el Ministerio de Transportes en los últimos años. Uno de los episodios más destacados fue el rechazo a un proyecto para el vial de Jove, que provocó un fuerte choque entre el Gobierno regional y el ministerio. Desde el Ministerio se afirmó que el presidente del Principado, Adrián Barbón, estaba al tanto de la cancelación del proyecto, algo que fue negado rotundamente por el Gobierno asturiano.
Además, el retraso en la llegada de los trenes Avril, que operan en la Variante de Pajares, ha añadido más tensión a la relación entre ambas administraciones. Estos problemas han contribuido a un clima de desconfianza que se ha ido acumulando con el tiempo, dificultando cualquier posibilidad de colaboración efectiva.
La situación se complica aún más con la existencia de otras demandas regionales, como la eliminación del peaje de la AP-9, que también ha generado un choque político entre Asturias y otras comunidades autónomas. La falta de un enfoque coordinado y la percepción de que el Gobierno central no está dispuesto a escuchar las necesidades de Asturias han llevado a un aumento del descontento entre los ciudadanos.
En este contexto, la manifestación de Oviedo se presenta como un punto de inflexión. La unidad mostrada por los diferentes sectores de la sociedad asturiana podría ser un catalizador para futuras acciones, aunque el camino hacia la eliminación del peaje del Huerna sigue siendo incierto. La presión sobre el Gobierno central podría aumentar, especialmente si se considera que la opinión pública está cada vez más alineada con la demanda de cambios en la política de infraestructuras.
La situación del peaje del Huerna es un reflejo de las tensiones más amplias entre las comunidades autónomas y el Gobierno central. A medida que se desarrollan los acontecimientos, será crucial observar cómo evolucionan las relaciones entre Asturias y Madrid, y si se logrará un diálogo constructivo que beneficie a ambas partes. La presión de la ciudadanía y la unidad de los actores políticos y sociales en Asturias podrían ser determinantes en este proceso.