El Buque de Acción Marítima Furor (P-46) ha zarpado desde la base naval de Cartagena con un objetivo claro: brindar asistencia a la flotilla humanitaria Global Sumud, que se dirige hacia la Franja de Gaza. Este despliegue fue anunciado por el presidente del Gobierno durante su intervención en la Asamblea General de Naciones Unidas, marcando un paso significativo en la respuesta internacional a la crisis humanitaria en la región. Se espera que el buque alcance su destino en aproximadamente cuatro días, en un contexto de creciente tensión y desafíos operativos.
La misión del Furor es de carácter asistencial, lo que significa que su función principal será proporcionar ayuda médica y de salvamento, así como evacuar heridos si es necesario. No se trata de una misión de interposición o acción bélica, lo que subraya la naturaleza humanitaria de la operación. Este enfoque ha sido respaldado por el Gobierno español, que ha enfatizado la importancia de la asistencia humanitaria en un momento crítico para la población de Gaza.
### Contexto de la Misión
La decisión de enviar el Furor se enmarca dentro de una iniciativa internacional más amplia. Italia, por ejemplo, ha desviado una fragata multipropósito, la Virginio Fasan, para custodiar la ruta de la flotilla, que incluye embarcaciones con voluntarios y activistas de varios países, entre ellos figuras destacadas como la activista sueca Greta Thunberg y la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Esta flotilla ha denunciado ataques recientes contra sus embarcaciones, incluyendo al menos 13 explosiones y la presencia de drones sobrevolando a baja altura, lo que ha generado preocupación por la seguridad de sus tripulantes.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha calificado estos ataques como «totalmente inaceptables» y ha exigido una respuesta internacional. La presencia del Furor no solo tiene un objetivo asistencial, sino que también actúa como un elemento disuasorio en un contexto diplomático y jurídico complejo. La Armada ha indicado que el buque no se acercará a las embarcaciones civiles ni actuará de forma ofensiva, lo que es crucial para evitar escaladas de tensión en la zona.
### Preparativos y Desafíos Legales
A bordo del Furor se encuentra un hospital militar conocido como ROLE 1, que es la unidad básica de asistencia en situaciones de emergencia. Este hospital está diseñado para estabilizar heridos y prepararlos para su evacuación a instalaciones médicas de mayor nivel si es necesario. La unidad incluye un equipo médico completo, con personal de enfermería y auxiliares sanitarios, capacitados para realizar intervenciones de soporte vital y organizar traslados.
Sin embargo, la presencia de un buque de guerra en aguas cercanas a un conflicto plantea desafíos legales significativos. Según el derecho internacional, un buque de guerra no puede entrar en aguas territoriales de otro Estado soberano a menos que se trate de un paso inocente, una invitación o una situación de salvamento debidamente justificada. En un escenario de alta tensión, la atribución de incidentes, como ataques con drones, puede complicar las decisiones del comandante a bordo y las órdenes del mando político.
La cadena de mando operativa del Furor corresponde a la Armada y a la Jefatura del Estado Mayor de la Defensa, aunque las decisiones más críticas recaen en última instancia en el Gobierno. Este despliegue marca un precedente en la protección militar de una iniciativa civil en una zona de conflicto, lo que añade una capa de complejidad a la misión.
La protección de la flotilla Global Sumud no solo implica desafíos operativos, sino también la gestión de las consecuencias políticas que puedan surgir de cualquier enfrentamiento. Las tensiones han aumentado, especialmente con las acusaciones de Israel hacia la flotilla, sugiriendo que Hamás está detrás de su organización. Israel ha exigido que la carga de la flotilla se desembarque en el puerto de Ashkelon, a pesar de que Naciones Unidas ha señalado que es Israel quien impide la entrada de alimentos, contribuyendo a la crisis humanitaria en Gaza.
La situación es delicada, y el Gobierno español ha reiterado su compromiso de proteger a los ciudadanos embarcados en la flotilla, advirtiendo que cualquier ataque contra ellos será considerado una violación de los derechos humanos y que los responsables deberán rendir cuentas ante tribunales internacionales. La misión del Furor, por lo tanto, no solo es un acto de asistencia humanitaria, sino también un intento de establecer un marco de protección y responsabilidad en un contexto internacional complejo.