En el contexto político actual de Europa, la República Checa se encuentra en una encrucijada crucial. Las elecciones parlamentarias que se celebran entre el 3 y el 4 de octubre de 2025, marcan un momento decisivo para el partido ANO, liderado por Andrej Babis. Este partido, que ha captado la atención de la opinión pública desde su victoria en 2017, se enfrenta a un panorama electoral que podría cambiar drásticamente el rumbo del país.
**El Contexto de ANO y su Evolución**
Desde su creación, ANO ha sido un símbolo del descontento popular y del euroescepticismo en la República Checa. Con el significado de «Sí» en checo, el partido ha logrado conectar con una ciudadanía cansada de la corrupción y de la ineficacia de los partidos tradicionales. En las elecciones de 2017, ANO se alzó con 78 de los 200 escaños, formando un gobierno en minoría que se mantuvo hasta 2021. Durante este tiempo, Babis se posicionó como un líder pragmático, capaz de navegar entre las aguas turbulentas de la política europea, formando alianzas con países como Hungría y Polonia, que comparten una visión crítica hacia Bruselas.
Sin embargo, su mandato no estuvo exento de controversias. Escándalos judiciales y acusaciones de corrupción han marcado su trayectoria, lo que llevó a una coalición de partidos europeos a unirse para derrotarlo en las elecciones de 2021. A pesar de perder el poder, ANO continuó siendo una fuerza significativa en la política checa, y las encuestas actuales sugieren que podría superar el 30% de los votos en estas elecciones.
**Desafíos en el Horizonte**
A pesar de las proyecciones optimistas para ANO, el camino hacia un nuevo gobierno no será sencillo. La fragmentación del Parlamento es un factor a tener en cuenta, ya que se prevé que hasta siete partidos y coaliciones diferentes puedan obtener representación. Esto podría dificultar la formación de un gobierno estable, incluso si ANO logra un porcentaje de votos superior al de 2021.
La última encuesta indica que ANO podría conseguir alrededor de 60 escaños, lo que lo obligaría a buscar alianzas con partidos que tradicionalmente se oponen a su ideología. La coalición gobernante actual, que incluye a partidos socialdemócratas y liberales, no está dispuesta a colaborar con Babis, lo que complica aún más la situación.
Además, el ascenso de la extrema derecha en la República Checa, representada por el partido Libertad y Democracia Directa, añade una capa de complejidad al panorama político. Este partido podría captar entre el 10% y el 15% de los votos, lo que refleja una tendencia más amplia en Europa hacia el populismo y el nacionalismo.
**Perspectivas Internacionales y el Futuro de la República Checa**
La situación política en la República Checa no solo afecta a su población, sino que también tiene implicaciones para la Unión Europea y la OTAN. La posibilidad de que Babis forme un nuevo gobierno podría llevar a un cambio en la postura del país hacia Bruselas y Washington. A diferencia de otros líderes de Europa del Este, como Viktor Orbán, Babis es considerado un político pragmático que podría optar por mantener relaciones diplomáticas más equilibradas, evitando una alineación excesiva con Moscú.
Sin embargo, la creciente influencia de los partidos euroescépticos y la fragmentación política podrían llevar a un aumento de la tensión en la región. La dependencia económica de la República Checa de la Unión Europea es significativa, y cualquier cambio drástico en su política podría tener repercusiones económicas.
En resumen, las elecciones de 2025 son un reflejo de las tensiones actuales en la política europea, donde el populismo y el euroescepticismo están ganando terreno. La República Checa se enfrenta a un futuro incierto, y el resultado de estas elecciones podría determinar no solo el destino de ANO y de Andrej Babis, sino también el rumbo de la política europea en su conjunto.