El cineasta español Eduardo Casanova ha logrado captar la atención del público y la crítica con su estilo único y provocador. Conocido por su trabajo en películas como ‘Pieles’ y ‘La piedad’, su más reciente proyecto, la miniserie ‘Silencio’, se presenta en el Festival de Locarno, donde combina elementos de terror y comedia para abordar temas sociales profundos. En esta obra, Casanova explora la historia del sida desde una perspectiva poco común: la de una mujer seropositiva. Este enfoque desafía las narrativas tradicionales que suelen centrarse en hombres, resaltando la necesidad de visibilizar las experiencias de las mujeres en el contexto de esta enfermedad.
### La estética del kitsch y el grotesco
La estética de Eduardo Casanova es inconfundible, caracterizada por su conexión con el kitsch y lo grotesco. A través de su trabajo, busca no solo entretener, sino también provocar una reflexión crítica sobre el estigma social y la marginación. En una reciente entrevista, Casanova expresó que su intención es crear un cine que, aunque pueda parecer superficial, aborda cuestiones serias y relevantes. «Siempre quiero hacer una película de terror, de sustos, pero al final lo que sale es lo que sale», comenta, sugiriendo que su proceso creativo es más intuitivo que planificado.
La miniserie ‘Silencio’ se sitúa en un contexto histórico que entrelaza la peste negra del siglo XIV con la crisis del sida de los años 80. Esta dualidad temporal no solo enriquece la narrativa, sino que también invita al espectador a reflexionar sobre las similitudes en la forma en que la sociedad ha tratado a las personas afectadas por estas pandemias. Casanova señala que, a pesar de que su cine es considerado social, su objetivo principal es entretener y conectar con el público de una manera genuina.
### La voz de las mujeres en el cine
Uno de los aspectos más destacados de ‘Silencio’ es su enfoque en la voz de las mujeres, un grupo que ha sido históricamente silenciado en las narrativas sobre el sida. Casanova critica la representación predominante de hombres en estas historias, argumentando que, aunque el VIH y el sida afectan a personas de todos los géneros, las mujeres son las que más a menudo quedan fuera de la conversación. «El mayor porcentaje de personas con VIH son mujeres, y sin embargo, la ficción suele retratar a hombres enfermos», afirma. Este enfoque innovador no solo busca dar visibilidad a las mujeres, sino también desafiar los estigmas que las rodean.
Casanova también reflexiona sobre su propia experiencia como figura pública y cómo esto ha influido en su trabajo. Reconoce que ser un artista expuesto al escrutinio público puede ser complicado, ya que se siente presionado a ocultar partes de su identidad. Sin embargo, a través de su cine, busca ser auténtico y honesto, utilizando su arte como una forma de comunicación y conexión con el público.
El director también menciona que su universo cinematográfico es un lugar obsesivo, lleno de personajes marginales que enfrentan diversas formas de encierro, ya sea físico, social o psicológico. Este enfoque en la marginalidad no solo es un reflejo de su propia vida, sino que también sirve como un comentario sobre la sociedad contemporánea y sus prejuicios. Casanova se siente atraído por la comedia negra, que utiliza como una herramienta para abordar temas serios de una manera accesible y entretenida.
### La relación con el público y la crítica
Eduardo Casanova ha manifestado que, a pesar de que su trabajo puede no ser del agrado de todos, es fundamental para él conectar con su audiencia. En sus propias palabras, «con el público hay que ser generoso», lo que implica que los artistas deben ofrecer algo valioso a quienes consumen su trabajo. Esta generosidad se extiende también a la prensa, a la que considera esencial para la visibilidad de su obra. Sin embargo, también es consciente de que la crítica puede ser dura y, en ocasiones, injusta.
El cineasta ha expresado que su deseo es que el público busque respuestas en sus películas en lugar de en entrevistas o declaraciones. Esto refleja su anhelo por que su arte hable por sí mismo y que las audiencias encuentren en él la profundidad y el significado que él intenta transmitir. A pesar de las críticas, Casanova se mantiene firme en su visión artística, defendiendo la provocación como una herramienta útil para fomentar la reflexión y el diálogo.
Eduardo Casanova continúa desafiando las normas del cine contemporáneo, utilizando su plataforma para dar voz a aquellos que a menudo son ignorados. Su trabajo no solo entretiene, sino que también invita a la reflexión sobre temas sociales cruciales, haciendo de su cine una experiencia tanto estética como intelectual.