En la mañana del 10 de octubre de 2025, un amplio despliegue de agentes de los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana de Barcelona llevó a cabo el desalojo de aproximadamente 50 personas en la antigua fábrica de La Escocesa, ubicada en el barrio del Poblenou. Este operativo, que comenzó antes de las 08:00 horas, se desarrolló sin incidentes significativos, aunque dejó a los desalojados con la incertidumbre sobre su futuro inmediato.
La nave, que había sido ocupada por personas de origen subsahariano dedicadas a la recolección de chatarra, fue desalojada tras un informe de los Bomberos de Barcelona que alertaba sobre la degradación estructural del edificio. Según el Ayuntamiento, la decisión de desalojar se tomó para garantizar la seguridad de las personas que habitaban el lugar, dado que la estructura presentaba daños graves que podían representar un peligro.
Durante el desalojo, los ocupantes mostraron su preocupación por no saber a dónde irían después. Algunos de ellos manifestaron que podrían pasar la noche a la intemperie, lo que subraya la difícil situación que enfrentan muchas personas en condiciones de vulnerabilidad en la ciudad. A pesar de la ausencia de resistencia durante el operativo, se registraron momentos de tensión cuando los desalojados intentaban recuperar sus pertenencias, que habían sido sacadas a la calle.
El desalojo de La Escocesa no solo afecta a los ocupantes, sino que también ha generado reacciones entre los vecinos del barrio. Mientras algunos apoyan a los desalojados, argumentando que han contribuido a mejorar la seguridad en la zona, otros expresan su temor por la presencia de personas en situación de calle. Una vecina comentó que, a pesar de que los ocupantes habían limpiado el espacio y habían reducido la delincuencia, le resulta inquietante pasar por la zona por la reciente agresión a uno de los ocupantes.
La situación en La Escocesa es un reflejo de un problema más amplio que enfrenta Barcelona: la falta de vivienda asequible y la creciente presión sobre los espacios urbanos. La ciudad ha visto un aumento en el número de desalojos en los últimos años, lo que ha llevado a un debate sobre cómo abordar la crisis de vivienda y la necesidad de encontrar soluciones sostenibles para las personas en riesgo de exclusión social.
### La Respuesta del Ayuntamiento y los Servicios Sociales
El Ayuntamiento de Barcelona ha afirmado que, tras el desalojo, se han activado los servicios sociales para atender a las personas afectadas. A través del Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona, se busca proporcionar asistencia inmediata a aquellos que se han quedado sin hogar. Sin embargo, la efectividad de estas medidas es cuestionada por muchos, ya que la demanda de alojamiento y apoyo social supera con frecuencia la oferta disponible.
Los servicios sociales de la ciudad han estado bajo presión en los últimos años, enfrentando un aumento en la demanda de asistencia debido a la crisis económica y la falta de viviendas asequibles. Esto ha llevado a que muchas personas en situación de vulnerabilidad se queden sin opciones adecuadas para reubicarse después de un desalojo. La situación de La Escocesa es solo un ejemplo de cómo la falta de políticas efectivas en materia de vivienda puede tener consecuencias devastadoras para las comunidades más desfavorecidas.
Además, la comunidad artística que ocupa parte de La Escocesa también se encuentra en una situación precaria. Un grupo de artistas que utilizan talleres en el recinto ha expresado su preocupación por un posible desalojo inminente en los próximos meses. Este aspecto añade una capa adicional de complejidad al debate sobre el uso de espacios urbanos y la necesidad de proteger tanto a los artistas como a las personas en situación de vulnerabilidad.
### Un Debate Abierto sobre la Vivienda en Barcelona
El desalojo de La Escocesa ha reavivado el debate sobre la crisis de vivienda en Barcelona y la necesidad de encontrar soluciones que no solo aborden la seguridad estructural de los edificios, sino que también consideren las necesidades de las personas que los habitan. La ciudad enfrenta un desafío significativo en la búsqueda de un equilibrio entre el desarrollo urbano y la protección de los derechos de los ciudadanos más vulnerables.
Las voces de los vecinos, los ocupantes y los artistas que utilizan La Escocesa son parte de una conversación más amplia sobre cómo Barcelona puede abordar la crisis de vivienda. La necesidad de políticas inclusivas y sostenibles es más urgente que nunca, y el futuro de muchas personas depende de la capacidad de la ciudad para encontrar soluciones que prioricen la dignidad y el bienestar de todos sus habitantes.