La industria de la construcción en Catalunya enfrenta un panorama complicado, a pesar de que las licitaciones públicas y las intenciones políticas están en niveles máximos. Según el informe anual de la Cambra de Contractistes de Catalunya, el sector ha crecido a un ritmo inferior al de la economía catalana en su conjunto. Este artículo explora los factores que limitan el crecimiento del sector y las expectativas para los próximos años.
**Licitaciones Públicas en Niveles Históricos**
Uno de los aspectos más destacados del informe es el aumento significativo en las licitaciones públicas de obra, que han alcanzado cifras récord en los últimos años. En 2022, las licitaciones superaron los 3.954 millones de euros, y en 2024, se mantuvieron por encima de los 3.400 millones. Este crecimiento ha sido impulsado principalmente por los ayuntamientos, que han recibido un impulso adicional gracias a los fondos europeos ‘Next Generation’ y al ciclo electoral de 2021 y 2022. Sin embargo, a pesar de este dinamismo en las licitaciones, la actividad real en el sector de la construcción no ha logrado traducirse en un crecimiento proporcional.
El principal obstáculo que enfrenta la industria es el aumento de los costos de materiales y mano de obra. Aunque los precios de los materiales se han estabilizado en comparación con los picos alcanzados tras el estallido de la guerra en Ucrania, siguen siendo elevados en comparación con los niveles de 2020. Además, la mano de obra ha experimentado un encarecimiento del 18% desde 2021, mientras que la productividad se ha mantenido estancada. Estos factores limitan la capacidad del sector para crecer y modernizarse, lo que se traduce en un crecimiento modesto en comparación con otras áreas de la economía.
**Déficit de Inversión y Productividad**
Otro de los grandes lastres que enfrenta la construcción en Catalunya es el déficit de inversión. Entre 2015 y 2023, el Estado solo ejecutó poco más del 50% del presupuesto prometido para la región. La Cambra de Contractistes estima que se necesitarían casi 7.000 millones de euros anuales en obra pública para alinearse con los estándares europeos, pero actualmente la cifra es menos de la mitad de esa cantidad. Esta falta de inversión ha llevado a que el sector de la construcción sea uno de los menos productivos, solo superado por la agricultura.
El impacto de esta situación es evidente en las cifras de crecimiento. Mientras que la economía catalana creció un 3,6% en 2024, el sector de la construcción apenas avanzó un 1,7%. Este estancamiento ha llevado a que la construcción se convierta en uno de los sectores menos dinámicos de la economía, con un peso sobre el valor añadido bruto que se mantiene por debajo de la media española y europea.
A pesar de estos desafíos, las perspectivas para los próximos años son ligeramente más optimistas. Se espera que en 2025 el sector crezca entre un 2% y un 2,5%, y en 2026 entre un 2,5% y un 3%. Esta evolución modesta está vinculada principalmente a la implementación de políticas de vivienda por parte de la Generalitat, así como a proyectos relacionados con la infraestructura ferroviaria y medidas para abordar la sequía.
La construcción en Catalunya se enfrenta a un futuro incierto, marcado por desafíos significativos en términos de costos, inversión y productividad. Sin embargo, la posibilidad de un crecimiento moderado en los próximos años ofrece una luz de esperanza para un sector que es fundamental para abordar el déficit estructural de infraestructuras y vivienda en la comunidad. La clave estará en la capacidad de los actores involucrados para adaptarse a las condiciones cambiantes del mercado y aprovechar las oportunidades que surjan en el camino.