La reciente ola de denuncias en el Conservatorio del Liceu ha sacudido el ámbito musical en Barcelona, revelando un patrón alarmante de abuso por parte de un profesor de guitarra clásica. Este caso ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de un entorno seguro para los estudiantes, así como la importancia de escuchar y apoyar a las víctimas de acoso y agresión sexual.
### Testimonios Impactantes de las Víctimas
Las acusaciones contra el profesor S. V. comenzaron a emerger tras la denuncia de una alumna de 18 años, quien relató haber sufrido tocamientos íntimos durante sus clases. Este testimonio inicial ha desencadenado una serie de relatos de otras tres exalumnas, quienes han compartido experiencias similares de abuso que se remontan a varios años atrás. Una de las víctimas, que fue estudiante del conservatorio entre 2012 y 2016, describió cómo el profesor se comportaba de manera inapropiada, tocándola de forma no consentida y creando un ambiente de incomodidad constante.
«Se pasaba de manoseo, era baboso y asqueroso», declaró la pianista, quien también recordó momentos de gran tensión, como un viaje de la orquesta en el que el profesor, tras haber bebido, intentó besarla en público. Este tipo de comportamiento no solo afectó su experiencia educativa, sino que también tuvo repercusiones en su carrera, ya que sintió que su confrontación con el profesor resultó en un rechazo en futuras oportunidades profesionales.
Otro testimonio provino de una joven violinista que, durante un curso de verano, experimentó tocamientos por parte de S. V. en un entorno que, supuestamente, debía ser seguro y educativo. «Me dijeron que a veces tenía las manos un poco largas, pero yo era fuerte y valiente, así que podría manejarlo», recordó. Sin embargo, la realidad fue muy diferente, y la joven se sintió atrapada en una situación incómoda y peligrosa.
### La Respuesta del Conservatorio y la Comunidad
A pesar de las múltiples denuncias, el Conservatorio del Liceu ha sido criticado por su falta de acción. Las alumnas afectadas han expresado su frustración al ver que el profesor continúa impartiendo clases y dirigiendo una orquesta con niños, a pesar de las acusaciones en su contra. «No entendemos por qué, si el conservatorio tiene constancia de todas estas denuncias, no hace nada y además lo pone a cargo de menores», comentó una de las afectadas, quien también destacó la contradicción entre las políticas de tolerancia cero del conservatorio y la realidad que enfrentan los estudiantes.
En respuesta a la creciente indignación, los alumnos del conservatorio han tomado la iniciativa de organizarse. Han habilitado un correo electrónico para recibir denuncias anónimas y han convocado una concentración para exigir un entorno educativo seguro y libre de acoso. Este acto de solidaridad entre los estudiantes refleja un cambio en la cultura del silencio que a menudo rodea estos casos de abuso.
El conservatorio, por su parte, ha emitido un comunicado reiterando su compromiso con un entorno educativo seguro y respetuoso, aunque muchos se preguntan si estas palabras se traducirán en acciones concretas. La comunidad educativa está en un punto crítico, donde la presión pública y la valentía de las víctimas podrían llevar a un cambio significativo en la forma en que se manejan las denuncias de acoso y abuso en instituciones educativas.
La situación en el Conservatorio del Liceu es un recordatorio de que el abuso puede ocurrir en cualquier lugar, incluso en entornos que deberían ser seguros y protectores. La valentía de las víctimas al hablar y alzar la voz es fundamental para romper el ciclo de silencio y permitir que otros se sientan seguros al compartir sus experiencias. La lucha por la justicia y la protección de los estudiantes continúa, y es imperativo que las instituciones educativas tomen medidas decisivas para garantizar la seguridad de todos sus alumnos.