La crisis migratoria que afecta a las Islas Baleares ha alcanzado niveles alarmantes, especialmente en Ibiza y Formentera, donde los cuerpos de seguridad del Estado han expresado su preocupación por la falta de recursos y la saturación de sus capacidades operativas. En un periodo de apenas 34 horas, se registraron 288 llegadas de migrantes, lo que ha llevado a los agentes a denunciar un estado de caos y falta de previsión por parte de las autoridades competentes.
La Guardia Civil, que es el único cuerpo estatal presente en Formentera, ha tenido que multiplicar sus esfuerzos para gestionar la llegada constante de pateras. Según Tomás Quesada, portavoz de Jucil, la situación es insostenible. «Estamos dejando de dar el servicio que se nos requiere porque tenemos que atender a esto», afirma, subrayando que la plantilla de efectivos en la isla se mantiene en 26 o 27, con un refuerzo puntual de solo seis agentes. Esta escasez de personal se traduce en una presión adicional sobre los agentes, quienes deben cumplir con sus funciones habituales mientras lidian con la crisis migratoria.
Por su parte, en Ibiza, la Policía Nacional ha asumido la responsabilidad de gestionar el proceso de recepción de migrantes. Desde la Confederación Española de Policía (CEP), su portavoz, David Pola, ha señalado que este fenómeno no es un hecho aislado, sino el resultado de una ruta de entrada consolidada hacia las Baleares. «Llevamos varios años alertando sobre el incremento constante de llegadas, lo que satura la capacidad operativa de los cuerpos policiales y de las infraestructuras de acogida temporal», advierte Pola.
### La Saturación de Recursos y la Falta de Previsión
La llegada masiva de pateras ha obligado a todas las unidades del cuerpo policial a concentrarse casi exclusivamente en este fenómeno, lo que ha dejado desatendidas otras tareas esenciales. La infraestructura de custodia y tramitación habilitada por la Autoridad Portuaria en Ibiza y Formentera no está diseñada para manejar flujos de migrantes de esta magnitud, lo que compromete las condiciones de trabajo de los agentes. La CEP ha advertido en múltiples ocasiones que Baleares no es un destino improvisado para la inmigración irregular, y que es crucial dotar a la Policía Nacional de los recursos humanos y materiales necesarios para enfrentar esta situación.
Además, los agentes han solicitado que la comisaría de Ibiza sea elevada de categoría local a provincial, lo que implicaría un aumento en el personal policial asignado a la isla. Esta medida, que ya se ha implementado en otras ciudades como Vigo y Gijón, podría aliviar la presión sobre los cuerpos de seguridad y mejorar la capacidad de respuesta ante situaciones de emergencia.
La falta de un plan de contingencia adecuado ha llevado a los agentes a cuestionar la gestión de la crisis migratoria. La insistencia en afirmar que no existe una ruta consolidada de migración entre Argelia y Baleares resulta incomprensible para ellos, dado el volumen de llegadas. La falta de previsión ha sido un tema recurrente en las declaraciones de los representantes de los cuerpos de seguridad, quienes exigen medidas urgentes por parte del Ministerio del Interior y del Gobierno de España.
### Demandas de Mejora en las Condiciones Laborales
Los agentes de seguridad también han puesto de manifiesto la necesidad de revisar el plus de insularidad, que se ha mantenido estancado durante años. Esta revisión es vista como un paso fundamental para hacer más atractivo el destino para los agentes, quienes enfrentan un sobreesfuerzo continuo debido a la crisis migratoria. La directora insular del Estado, Raquel Guasch, ha reconocido que este es un tema que lleva tiempo en discusión y ha asegurado que la Delegación del Gobierno está trabajando para que la revisión se realice lo antes posible.
La situación ha llevado a los agentes a vivir días de gran tensión, como ocurrió recientemente cuando se registraron 797 llegadas de migrantes en un solo periodo. Sin embargo, tras dos días de caos, el jueves se reportó una jornada más tranquila, con la llegada de solo una patera a Formentera, que transportaba a 22 personas de origen magrebí. A pesar de este respiro, la preocupación por el futuro sigue latente entre los cuerpos de seguridad, quienes saben que la crisis migratoria no es un fenómeno que se resolverá de la noche a la mañana.
La presión sobre los cuerpos de seguridad en Baleares es un reflejo de una crisis más amplia que requiere atención y acción coordinada por parte de las autoridades. La falta de recursos, la saturación de los servicios y la necesidad de una planificación adecuada son aspectos que deben ser abordados con urgencia para garantizar la seguridad y el bienestar tanto de los migrantes como de los residentes en las islas.