La crisis de desplazamiento forzado en el mundo ha alcanzado niveles alarmantes, con más de 122 millones de personas desplazadas, una cifra que supera la población combinada de España, Portugal y Francia. Este fenómeno, que se ha duplicado en la última década, es un reflejo de las guerras y crisis humanitarias que asolan diversas regiones del planeta. Según el último informe de ACNUR, la mitad de los desplazados son mujeres y niños, lo que subraya la urgencia de abordar esta situación crítica. Paula Barrachina, portavoz de ACNUR, destaca que «estamos en un momento muy delicado». Las relaciones internacionales son cada vez más volátiles y los conflictos se multiplican, lo que requiere soluciones políticas y un aumento en la financiación, que ha disminuido de manera alarmante.
La mayoría de las personas desplazadas buscan refugio cerca de su hogar, con la esperanza de regresar. De hecho, el 60% de los desplazados permanece dentro de su propio país, mientras que el 67% de aquellos que cruzan fronteras se quedan en países vecinos, que a menudo son menos estables y tienen menos recursos. Esto significa que el 73% de los refugiados en el mundo se encuentra en países de ingresos bajos o medios. Barrachina enfatiza que «los datos aclaran la falsa percepción de que todas las personas quieren llegar a Europa». Por ejemplo, el Sahel Central ha visto un aumento del 89% en el número de desplazados desde 2020, con 3,5 millones de personas afectadas.
### Retornos y Desafíos en el Proceso de Reasentamiento
A pesar de algunos avances en 2024, como el regreso de 500,000 refugiados y 1.2 millones de desplazados internos, las condiciones para el retorno siguen siendo precarias. La falta de seguridad, vivienda y servicios básicos son obstáculos significativos. Barrachina menciona que, aunque hay señales de esperanza, muchos de estos retornos ocurren en un contexto político y de seguridad complicado. En total, 1.6 millones de refugiados regresaron a sus países en 2024, junto con 8.2 millones de desplazados internos. Este es el mayor volumen de retornos desde principios de los 2000, pero ACNUR advierte que esta tendencia podría no ser sostenible. La suspensión del programa de reasentamiento de Estados Unidos en 2025 podría dejar a miles de personas vulnerables sin opciones seguras.
Los conflictos que generan desplazamientos son variados, pero algunos de los más críticos incluyen Siria, Venezuela y Sudán del Sur. En Siria, 19,100 personas por cada 100,000 habitantes necesitan asilo o ayuda internacional. En la Franja de Gaza, más del 90% de la población civil ha sido desplazada, lo que representa más de dos millones de personas. El conflicto en Sudán ha llevado a un aumento sin precedentes de desplazados, con más de 14 millones de personas huyendo desde abril de 2023 debido a los combates entre el Ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido.
### La Financiación Humanitaria en Crisis
Mientras el número de personas desplazadas continúa aumentando, la financiación humanitaria se ha estancado o incluso ha disminuido. El presupuesto de ACNUR se sitúa en torno a los 3,400 millones de dólares, una cifra prácticamente igual a la de hace diez años, a pesar de que el número de desplazados se ha duplicado. En 2024, se logró reubicar a 188,800 personas en terceros países, un 19% más que el año anterior. Sin embargo, la perspectiva para 2025 no es optimista. La suspensión del programa estadounidense, que históricamente ha liderado el número de plazas de reasentamiento, pone en riesgo toda la estructura de apoyo a los desplazados. Si otros países no asumen el relevo, miles de personas vulnerables quedarán atrapadas sin opciones seguras.
La situación es crítica y requiere una respuesta global coordinada. Las historias detrás de cada número reflejan un sufrimiento humano que no puede ser ignorado. La comunidad internacional debe actuar con urgencia para abordar las causas de los desplazamientos y proporcionar el apoyo necesario a quienes han sido forzados a huir de sus hogares. La crisis de desplazamiento forzado no es solo un problema de los países que acogen a los refugiados, sino un desafío que afecta a toda la humanidad. La falta de acción no solo perpetúa el sufrimiento de millones, sino que también socava la estabilidad y la paz en el mundo.