En el pequeño pueblo de Jérica, en la provincia de Castellón, la tranquilidad habitual se ha visto interrumpida por la presencia inusual de cabras montesas que han comenzado a invadir el casco urbano. Este fenómeno ha generado preocupación entre los vecinos, quienes han observado cómo estos animales, que anteriormente se limitaban a los caminos y montañas circundantes, ahora saltan de tejado en tejado, causando posibles daños a las viviendas y alterando la vida cotidiana de la comunidad.
La situación ha captado la atención de las redes sociales, donde se han compartido numerosos vídeos que muestran a las cabras en su travesía por el pueblo. Los residentes, que no están acostumbrados a este tipo de encuentros, han expresado su inquietud. El alcalde de Jérica, Jorge Peiró, ha manifestado que la comunidad está «preocupada y asustada» por el impacto que estos animales pueden tener en las infraestructuras locales. La posibilidad de que las cabras destruyan tejas o causen otros daños ha llevado al primer edil a tomar medidas.
Peiró ha decidido poner el asunto en manos de la Conselleria de Medio Ambiente, subrayando que, aunque la caza de las cabras podría ser una solución, prefieren esperar una respuesta oficial de las autoridades antes de actuar. «Hasta que no tengamos una respuesta clara de la Conselleria, no actuaremos por nuestra cuenta», ha afirmado, añadiendo que la Guardia Civil ya está al tanto de la situación, aunque aún no se ha definido un plan de acción.
**Acciones de la Conselleria de Medio Ambiente**
La Conselleria de Medio Ambiente ha respondido rápidamente a la problemática planteada por la invasión de cabras montesas. Desde el servicio de Caza y Pesca de la Dirección General de Medio Natural y Animal, se ha iniciado un seguimiento de la población de cabras en la comarca, que se estima en unos 1.100 ejemplares. Esta cifra ha llevado a las autoridades a tomar medidas para controlar la población de estos animales, que también afecta a otros municipios de la zona.
En el marco de las políticas para controlar la fauna, la Conselleria ha autorizado la caza regulada en la zona. Para la temporada 2023-2024, se ha concedido el primer permiso de caza en el término municipal de Jérica. Además, se ha autorizado un mayor cupo de capturas para reducir la población de cabras montesas. Estas acciones se complementan con un nuevo decreto sobre ungulados silvestres, que está siendo tramitado y que se prevé aprobar en los próximos meses. Este decreto incluirá medidas extraordinarias de control de la población de diversas especies, entre ellas las cabras montesas, para regular su número y evitar daños a las infraestructuras.
**Modificación de la Ley de Caza**
Un aspecto relevante en esta situación es la modificación de la Ley de Caza, que fue discutida en el Consejo Valenciano de Caza el pasado abril. El conseller de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio, ha liderado esta iniciativa con el objetivo de permitir un control más efectivo de las especies de fauna que están desbordando los ecosistemas y afectando actividades humanas, como la agricultura y la ganadería.
La Conselleria, en colaboración con la Federación de Caza, está trabajando en la creación de nuevas herramientas que aumenten los cupos de caza y establezcan medidas que garanticen el equilibrio entre las poblaciones de animales y las necesidades humanas. Con estas acciones, se espera abordar de forma más eficaz la sobrepoblación de cabras montesas en el Alto Palancia y evitar que puedan causar problemas en Jérica y otros municipios cercanos, como Navajas, donde también se han reportado avistamientos de estos animales.
La situación en Jérica es un claro ejemplo de cómo la fauna silvestre puede impactar en la vida cotidiana de las comunidades rurales. La respuesta de las autoridades locales y autonómicas será crucial para gestionar esta invasión de cabras montesas y asegurar que la convivencia entre humanos y animales salvajes sea posible sin que se vean comprometidas las infraestructuras y la seguridad de los residentes. A medida que se implementen las medidas necesarias, los habitantes de Jérica esperan que su pueblo pueda volver a la normalidad, sin la preocupación de cabras «voladoras» sobre sus tejados.