La situación política en Catalunya ha tomado un giro significativo en los últimos años, especialmente con la entrada de partidos como Vox y Aliança Catalana en el Parlament. Estos cambios han llevado a un aumento en los discursos de odio, lo que ha generado un debate intenso sobre la necesidad de regular y limitar tales expresiones en el ámbito político. La Mesa del Parlament, compuesta por representantes de PSC, Junts y ERC, se encuentra actualmente trabajando en una propuesta de reforma del reglamento que busca establecer un régimen sancionador para aquellos que incumplan el código de conducta establecido.
### La Necesidad de Regular los Discursos de Odio
Desde la constitución del Parlament, uno de los principales retos ha sido abordar el creciente fenómeno de los discursos de odio. La llegada de Vox en 2021 y de Aliança Catalana en 2024 ha intensificado esta problemática, lo que ha llevado a la presidencia de la Cámara, bajo el liderazgo de Josep Rull, a buscar soluciones efectivas. Rull ha explorado diversas estrategias, incluyendo el análisis de cómo otros parlamentos internacionales manejan situaciones similares.
La propuesta actual se centra en actualizar el código de conducta, que fue aprobado en 2016, un periodo en el que la extrema derecha no tenía representación. La intención es adaptar este código a la nueva realidad del Parlament y establecer un régimen sancionador que permita a la Cámara penalizar a aquellos que no cumplan con las normas de comportamiento. Según fuentes cercanas a la iniciativa, existe un consenso sobre la necesidad de que el Parlament actúe como un «cortafuegos» contra los discursos de odio, dado que la falta de garantías legales ha sido un obstáculo significativo para la imposición de sanciones.
Aunque la Mesa tiene la capacidad de imponer sanciones, el actual código de conducta no tiene rango de ley, lo que significa que las medidas pueden ser cuestionadas en un tribunal. Esto ha llevado a la necesidad de incorporar el código de conducta en el reglamento de la Cámara, lo que dotaría a las sanciones de una base legal más sólida. Rull ha manifestado su disposición a llevar a cabo esta integración, afirmando que es crucial para garantizar la capacidad sancionadora del Parlament.
### Proceso de Reforma y Desafíos Políticos
El proceso de reforma del reglamento del Parlament no es sencillo. La Mesa ha decidido liderar esta iniciativa, comenzando por consensuar internamente la propuesta antes de presentarla al resto de los grupos parlamentarios. Esta estrategia busca evitar que cada partido intente incorporar sus propias propuestas, lo que podría alargar el proceso y complicar la aprobación de la reforma.
A lo largo de los últimos dos años, ha habido múltiples intentos de abordar la cuestión de los discursos de odio. En abril de 2023, ERC y CUP propusieron una reforma del reglamento para sancionar estos discursos, pero la propuesta no llegó a votarse debido a un adelanto electoral. Con la entrada de Aliança Catalana en el hemiciclo, los partidos han renovado su compromiso de sancionar discursos discriminatorios, aunque la implementación de estas sanciones sigue siendo un tema de debate.
En diciembre, una moción de la CUP que pedía la inclusión de la posibilidad de retirar la palabra ante discursos discriminatorios fue rechazada, lo que evidenció las diferencias entre los partidos sobre cómo abordar esta problemática. Sin embargo, en abril de 2025, se acordó crear una comisión de estudio sobre discursos de odio, lo que indica un avance hacia un enfoque más colaborativo.
La regulación efectiva de los discursos de odio es un tema que preocupa a muchos en el Parlament. Un miembro de la Mesa ha señalado que es fundamental que el Parlament actúe como un reflejo de la sociedad y que, por lo tanto, debe dar ejemplo en la lucha contra la intolerancia. La actualización del código de conducta es vista como el primer paso crucial para establecer un régimen sancionador que equilibre la libertad de expresión con la protección de los derechos fundamentales.
El camino hacia la reforma del reglamento del Parlament es complejo y está lleno de desafíos políticos. Sin embargo, la voluntad de los partidos de abordar esta cuestión y la creciente presión social para regular los discursos de odio indican que se están dando pasos hacia un cambio significativo en la forma en que se manejan estas situaciones en el ámbito político catalán.