Un grupo de cientos de viajeros se ha visto atrapado durante más de 13 horas en un tren de Renfe que cubría la ruta entre Madrid y Málaga, específicamente en la zona de Villaseca de la Sagra, Toledo. La causa de esta prolongada espera fue una avería en la catenaria, que dejó a los pasajeros sin suministro eléctrico y, por ende, sin aire acondicionado en medio de una ola de calor que azota la Península. La situación se tornó crítica, ya que los alimentos y el agua disponibles en el tren se agotaron rápidamente, lo que generó un ambiente insalubre y de creciente indignación entre los afectados.
La red de alta velocidad entre Madrid y Andalucía ha estado sufriendo interrupciones, afectando a decenas de trenes que quedaron parados durante horas. En el caso del tren que se dirigía a Málaga, los pasajeros no solo enfrentaron la falta de comunicación efectiva por parte de la compañía, sino también condiciones extremas dentro del vagón. A medida que pasaban las horas, muchos comenzaron a expresar su frustración, señalando que la gestión de la situación había sido deficiente. «Las horas iban pasando y nadie nos decía nada», comentó un testigo, quien también destacó que la cafetería del tren se quedó sin provisiones en poco tiempo.
La falta de aire acondicionado hizo que la temperatura dentro del tren se volviera insoportable, especialmente para los ancianos y los niños. Con los baños prácticamente inutilizables, algunos pasajeros se vieron obligados a salir del tren para hacer sus necesidades junto a las vías. La situación se complicó aún más cuando una mujer mayor sufrió una indisposición y tuvo que ser evacuada de manera precaria, cruzando un arroyo para ser atendida. La Guardia Civil y Protección Civil llegaron al lugar para proporcionar agua y bocadillos, pero la incertidumbre sobre la duración de la espera continuó afectando a los pasajeros.
A medida que la situación se volvía más crítica, un grupo de viajeros comenzó a organizarse para salir del tren por su cuenta, mientras que otros crearon un grupo de WhatsApp para coordinar una reclamación colectiva. A pesar de que la compañía había informado que la incidencia estaba resuelta, los testimonios de los pasajeros indicaban lo contrario. «Hace poco que han conectado una locomotora por detrás para llevarnos hacia atrás, pero no sabemos ni adónde vamos ni cuánto va a tardar», lamentaron algunos de los afectados.
Finalmente, después de más de 13 horas de espera, el tren comenzó su marcha de regreso a Madrid, donde se esperaba que los pasajeros fueran reubicados en otros trenes hacia sus destinos finales. Sin embargo, muchos se enfrentaban a la posibilidad de perder conexiones importantes, como vuelos internacionales. Una pasajera, que había perdido un vuelo a Bali, expresó su preocupación por no saber si recibiría algún tipo de compensación por los inconvenientes causados.
Al llegar a la estación de Atocha, los pasajeros fueron recibidos por personal de la compañía, así como por ambulancias y policías. La situación dejó una estela de descontento y frustración entre los viajeros, quienes se sintieron desatendidos y mal informados durante toda la experiencia. La falta de comunicación y la gestión ineficaz de la crisis han llevado a muchos a cuestionar la fiabilidad del servicio de Renfe, especialmente en momentos críticos como este. Los pasajeros que deseen presentar reclamaciones pueden hacerlo a través del enlace proporcionado por la compañía, aunque muchos ya han expresado su desconfianza en que se tomen en cuenta sus quejas.