La reciente renovación de las federaciones territoriales de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha marcado un hito importante en la política catalana. Tras una intensa lucha interna, Oriol Junqueras ha logrado consolidar su liderazgo al obtener el control de 10 de las 13 federaciones del partido. Este proceso, que culminó con la última votación en el Penedès, no solo refleja la dinámica interna de ERC, sino que también establece un nuevo rumbo para el partido en el contexto de las próximas elecciones municipales.
**El Proceso de Renovación y sus Implicaciones**
La reelección de Junqueras como líder de ERC en diciembre pasado, con un 52% de los votos, fue solo el comienzo de un proceso que buscaba restaurar la cohesión dentro del partido. A pesar de la victoria, la situación no era sencilla, ya que varios sectores críticos se habían formado en oposición a su liderazgo. Sin embargo, la reciente renovación territorial ha demostrado que Junqueras ha conseguido, al menos en parte, calmar las tensiones internas.
En este contexto, la estrategia de Junqueras ha sido clave. Al buscar acuerdos con los sectores críticos en territorios donde su oposición era más fuerte, como Girona y el Camp de Tarragona, ha logrado formar ejecutivas de consenso. Esto ha permitido evitar confrontaciones y ha facilitado un ambiente más pacífico dentro del partido. Un exdirigente de ERC resumió esta situación diciendo que «la guerra del año pasado fue tan bestia, que la gente no quiere seguir peleándose».
Un dato significativo que evidencia la calma interna es que, de las 13 federaciones en juego, solo en tres se llevaron a cabo primarias. En las otras diez, se presentó un único proyecto, lo que indica un deseo generalizado de pasar página y dejar atrás las disputas internas. Este cambio de actitud se debe, en gran parte, a la proximidad de las elecciones municipales, donde ERC busca mejorar su desempeño tras un bache electoral en 2023.
**El Desafío de Barcelona y el Futuro de ERC**
A pesar de los avances en la mayoría de las federaciones, la situación en Barcelona presenta un desafío particular. Aquí, la candidatura crítica de Creu Camacho logró imponerse por un estrecho margen de 14 votos frente a la opción oficialista de Eva Baró. Este resultado, aunque es un triunfo para los críticos, también plantea interrogantes sobre la relación futura entre Junqueras y sus detractores.
La nueva dirección de ERC en Barcelona ha tomado decisiones que indican una clara intención de marcar distancia con el liderazgo de Junqueras. Por ejemplo, han rechazado la integración de miembros de la candidatura ‘junquerista’ en la nueva ejecutiva barcelonesa, lo que podría ser interpretado como una declaración de intenciones. Sin embargo, en las primeras semanas, ambos equipos han optado por una convivencia respetuosa, lo que sugiere que, al menos por ahora, se busca evitar un nuevo conflicto.
Uno de los momentos clave que se avecina es la elección del candidato a las elecciones municipales. Elisenda Alamany, número dos de Junqueras, ha expresado su intención de encabezar la lista. Este hecho podría generar tensiones dentro del partido, ya que habrá que ver si la base de ERC en Barcelona apoya su candidatura o si se opta por un candidato alternativo. La celebración de primarias será inevitable, y este proceso será un termómetro para medir la salud interna del partido.
En resumen, la renovación territorial de ERC ha permitido a Junqueras consolidar su control en la mayoría de las federaciones, pero el camino hacia la paz definitiva dentro del partido aún está lleno de desafíos. La situación en Barcelona, en particular, será un factor determinante en la capacidad de ERC para presentarse unida en las próximas elecciones municipales. La presión por obtener buenos resultados electorales podría ser el catalizador necesario para mantener la cohesión interna y evitar que resurjan viejas rencillas.