En el contexto político actual de Estados Unidos, el análisis del periodista Jeff Sharlet sobre el grupo conocido como ‘La Familia’ ofrece una visión profunda sobre las raíces del fundamentalismo religioso y su impacto en la política contemporánea. Su libro, ‘La Familia’, que ha sido adaptado a una serie documental, revela cómo este grupo ha moldeado la relación entre la religión y el poder en el país, especialmente en la era de Donald Trump.
**Las Raíces de ‘La Familia’ y su Evolución**
La Familia, un grupo cristiano influyente en Washington, fue fundado en la década de 1930 por Abraham Vereida, un inmigrante noruego. Este grupo surgió como respuesta a los movimientos sindicales de la época y ha operado en un ambiente de secretismo. Bajo la dirección de Doug Coe, La Familia se convirtió en un actor clave en la política estadounidense, facilitando conexiones entre líderes políticos y dictadores en todo el mundo. Sharlet describe cómo, a pesar de que La Familia ha perdido parte de su poder, su legado sigue presente en la política actual.
Sharlet destaca que la ideología de La Familia es profundamente antidemocrática y autoritaria, admirando a figuras históricas como Hitler y Mao no por su culto personal, sino por su capacidad de ejercer poder. Esta perspectiva ha permitido que el grupo funcione como un bastión contra el fascismo clásico, mientras que al mismo tiempo colabora con regímenes dictatoriales bajo la premisa de promover la paz. La complejidad de su teología y su enfoque pragmático hacia el poder han sido fundamentales para entender el deslizamiento hacia el autoritarismo en Estados Unidos.
**El Ascenso de Trump y el Elemento Religioso**
El ascenso de Donald Trump a la presidencia marcó un punto de inflexión en la política estadounidense, y Sharlet argumenta que el elemento religioso del trumpismo ha sido subestimado. A pesar de que muchos líderes religiosos esperaban que se opusieran a Trump, muchos de ellos fueron incapaces de hacerlo o fueron marginados. La Familia, en particular, ha jugado un papel crucial en el apoyo a Trump, actuando como un cohete que lo lanzó al poder.
Sharlet señala que el ethos del troleo y la celebración de la violencia han tomado un lugar central en la retórica de Trump y sus seguidores. En sus mítines, la violencia se presenta como una forma de poder, y la mentira se utiliza no solo como un engaño, sino como una demostración de fuerza. Este cambio en la narrativa política ha llevado a una normalización de comportamientos que antes se consideraban inaceptables en el discurso político.
Además, Sharlet menciona cómo la administración de Trump ha adoptado un enfoque de gangsterismo en las relaciones internacionales, donde la fuerza y la intimidación reemplazan la diplomacia. Este cambio de paradigma ha llevado a una reconfiguración del nacionalismo, donde la ética y la moralidad se convierten en conceptos flexibles que se adaptan a las necesidades del momento.
La elección del primer Papa estadounidense, León XIV, también se presenta como un intento de contrarrestar la erosión del catolicismo en Estados Unidos, que se ha visto influenciado por el fundamentalismo. Sharlet sugiere que esta elección podría ser un esfuerzo por evitar que la Iglesia caiga en el nacionalismo cristiano, un fenómeno que ha ganado terreno en los últimos años.
En resumen, el análisis de Jeff Sharlet sobre La Familia y su influencia en la política estadounidense revela una compleja intersección entre religión, poder y autoritarismo. A medida que el país navega por un paisaje político cada vez más polarizado, las raíces de estos movimientos y su impacto en la sociedad continúan siendo temas de gran relevancia y preocupación.