La situación en Sudán se ha vuelto crítica debido a un brote de cólera que ha cobrado la vida de al menos 70 personas en solo dos días en el estado de Jartum, donde se ubica la capital del país. Este brote se produce en un contexto de inestabilidad y conflicto, ya que Sudán ha estado sumido en una guerra entre el Ejército y los paramilitares durante más de dos años. Según el Ministerio de Salud sudanés, se han registrado 2,119 casos de cólera en este corto periodo, lo que ha llevado a las autoridades a declarar la situación como alarmante, aunque afirman que está bajo control.
Las autoridades sanitarias han indicado que el 90% de los casos de cólera en Sudán se concentran en Jartum, especialmente en localidades como Karari, Omdurmán y Ombada. A pesar de las cifras alarmantes, el Ministerio de Salud asegura que el sistema sanitario en la capital está funcionando de manera eficiente y que las fuentes de agua son seguras. Sin embargo, la realidad en el terreno es más compleja, ya que la infraestructura de salud ha sido severamente afectada por el conflicto y la crisis humanitaria.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reportado que en los últimos diez meses se han documentado 65,291 casos de cólera y 1,721 muertes asociadas. Hanan Balkhy, directora regional de la OMS en el Mediterráneo Oriental, ha señalado que la crisis es prevenible, pero está siendo alimentada por la infraestructura dañada, el acceso a agua insalubre y los desplazamientos masivos de población. La OMS está trabajando para proporcionar suministros y vacunas, pero la situación sigue siendo crítica.
Por su parte, UNICEF ha alertado sobre el impacto del cólera en los niños menores de cinco años, con más de mil casos reportados en este grupo etario desde enero. La organización ha destacado que más de 3 millones de personas han sido desplazadas desde el inicio del conflicto en abril de 2023, lo que ha exacerbado la crisis de salud pública. La falta de acceso a agua potable ha llevado a muchas familias a recurrir a fuentes inseguras y contaminadas, lo que ha contribuido al aumento de los casos de cólera.
El brote de cólera ha mostrado un aumento alarmante en la tasa de infecciones, pasando de 90 casos diarios a 815 en solo diez días, lo que representa un incremento de nueve veces en este corto periodo. Este aumento se ha visto agravado por los continuos ataques a infraestructuras críticas, como centrales eléctricas, que han interrumpido el suministro de electricidad y han afectado el acceso al agua potable.
La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la situación en Sudán y ha instado a las autoridades a tomar medidas urgentes para controlar el brote de cólera y mejorar las condiciones de vida de la población afectada. La crisis humanitaria en Sudán no solo se limita a la salud, sino que también abarca aspectos como la seguridad alimentaria y el acceso a servicios básicos, que se han visto comprometidos por el conflicto en curso.
La respuesta de las organizaciones internacionales y locales es crucial en este momento. La OMS y UNICEF están trabajando en conjunto para abordar la crisis de salud pública y proporcionar asistencia a los más vulnerables. Sin embargo, la falta de recursos y la inestabilidad política complican aún más la situación. La comunidad internacional debe actuar rápidamente para evitar que la crisis de cólera se convierta en una tragedia aún mayor en Sudán, donde la población ya está sufriendo las consecuencias de un conflicto prolongado y devastador.