Las pinturas murales de la sala capitular de Sijena son consideradas una de las obras más emblemáticas del arte románico en España. Estas obras, datadas entre 1196 y 1208, no solo representan un hito en la historia del arte medieval hispánico, sino que también son aclamadas por su belleza y complejidad iconográfica. Para muchos expertos, estas pinturas son el equivalente a la Capilla Sixtina del románico español, un testimonio de la riqueza cultural y artística de la época.
El monasterio de Sijena, fundado en 1188 por la reina Sancha de Castilla, fue un importante centro religioso y cultural vinculado a la corte catalanoaragonesa. Sin embargo, su historia se vio truncada en 1936, cuando un incendio devastador durante la Guerra Civil Española destruyó gran parte de su patrimonio. Para proteger las pinturas, un equipo de especialistas las desmanteló y las trasladó al Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), donde han permanecido desde entonces.
### Iconografía y Estilo de las Pinturas
Las pinturas de Sijena presentan una rica iconografía que alterna escenas del Antiguo y Nuevo Testamento. En el primer arco, se pueden observar escenas de la Creación de Adán y Eva, aunque estas han desaparecido debido al incendio. En el lado opuesto, se representa a Dios mostrando el Paraíso a Adán y Eva, así como el Pecado Original. Este ciclo narrativo continúa con la Expulsión del Paraíso y la condena al trabajo, así como las ofrendas de Caín y Abel, lo que refleja una profunda comprensión de las historias bíblicas y su relevancia moral.
El segundo arco incluye la Muerte de Abel a manos de Caín y la construcción del arca por Noé, mientras que el lado opuesto muestra la entrada de los animales en el arca y el regreso de la paloma tras el Diluvio. Este enfoque narrativo no solo es visualmente impresionante, sino que también invita a la reflexión sobre temas universales como la vida, la muerte y la redención.
En el tercer arco, se cierra el ciclo con la Embriaguez de Noé y el Sacrificio de Isaac, mientras que el lado opuesto ilustra la anegación del ejército del faraón en el mar Rojo y la guía de Moisés y Aarón al pueblo judío. Este uso de la narrativa visual es característico del arte románico, donde las historias se cuentan a través de imágenes, permitiendo que incluso aquellos que no sabían leer pudieran entender las enseñanzas religiosas.
El ciclo sobre la vida de Cristo, que se desplegaba en los muros de la sala, incluye representaciones de la Flagelación, la Crucifixión y la Visita de las Marías al Sepulcro, simbolizando la Resurrección de Cristo. Sin embargo, solo se han conservado parcialmente estas escenas, lo que subraya la fragilidad del patrimonio cultural y la importancia de su conservación.
### La Larga Batalla por la Restitución
La historia de las pinturas de Sijena no solo es una historia de arte, sino también de propiedad y restitución. En los últimos años, ha habido un intenso debate sobre la propiedad de estas obras. El Tribunal Supremo de España ha confirmado la sentencia de la Audiencia de Huesca que obliga al MNAC a devolver las pinturas al Monasterio de Villanueva de Sijena. Este fallo ha sido recibido con entusiasmo por parte de las autoridades aragonesas, que consideran que estas obras son parte integral de su patrimonio cultural.
Sin embargo, la restitución de las pinturas plantea desafíos significativos. La Generalitat de Cataluña ha declarado que es «imposible» trasladar las pinturas sin dañarlas, lo que ha generado tensiones entre las autoridades de ambas comunidades. La situación es compleja, ya que la conservación de estas obras es de suma importancia, y cualquier intento de trasladarlas debe hacerse con el máximo cuidado para evitar daños irreparables.
La historia de las pinturas de Sijena es un recordatorio de la importancia de preservar el patrimonio cultural y de la necesidad de un diálogo constructivo entre las diferentes partes involucradas. A medida que se avanza en la discusión sobre su restitución, es fundamental encontrar un equilibrio entre la conservación de las obras y el respeto por su historia y significado cultural.
En resumen, las pinturas de la sala capitular de Sijena son un tesoro invaluable del románico español, que no solo nos habla de la fe y la espiritualidad de su tiempo, sino que también plantea preguntas sobre la propiedad y la conservación del patrimonio cultural en la actualidad. Su historia continúa desarrollándose, y su futuro dependerá de la colaboración y el compromiso de todos los involucrados en su cuidado y preservación.