La situación actual de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) es un reflejo de las tensiones internas que han marcado su trayectoria reciente. Desde las elecciones catalanas de mayo de 2024, el partido ha enfrentado una crisis que ha puesto a prueba su cohesión y liderazgo. A pesar de que Oriol Junqueras ha recuperado el control tras el congreso de marzo, la sombra de la división persiste, lo que plantea interrogantes sobre el futuro del partido y su capacidad para afrontar los desafíos electorales venideros.
**Crisis y Reestructuración Interna**
Las elecciones del 12 de mayo de 2024 fueron un punto de inflexión para ERC. Mientras que el PSC celebraba su éxito, ERC se sumía en una crisis interna que dividió al partido en dos facciones. Junqueras, quien había liderado el partido durante años, se encontró en una posición comprometida tras la derrota electoral. La crisis se intensificó tres días después de los comicios, cuando surgieron tensiones entre Junqueras y Marta Rovira, lo que llevó a una reestructuración del liderazgo.
Desde el congreso de marzo, donde Junqueras reafirmó su liderazgo, ERC ha comenzado a celebrar congresos en sus 14 federaciones territoriales. Hasta ahora, en la mayoría de estos encuentros, las candidaturas afines a Junqueras han salido victoriosas, lo que sugiere un intento de restaurar la cohesión interna. Sin embargo, la victoria en la federación de Barcelona por parte de los críticos, aunque ajustada, indica que la división no ha desaparecido por completo. Esta situación ha generado un ambiente de incertidumbre, donde algunos militantes aún se sienten descontentos y cuestionan el liderazgo actual.
A pesar de los esfuerzos por recuperar la unidad, la percepción de una «calma tensa» persiste entre los miembros del partido. Algunos dirigentes consideran que, aunque la situación se ha pacificado, la división sigue latente. La falta de una visión común sobre el futuro del partido y la estrategia a seguir en las próximas elecciones municipales de 2027 son temas que aún generan debate y preocupación entre los militantes.
**Desafíos Electorales y Futuro de ERC**
Con las elecciones municipales de 2027 a la vista, ERC se enfrenta a un desafío crucial: superar el bache electoral que ha arrastrado en los últimos ciclos. La dirección del partido es consciente de que el resultado de estas elecciones será determinante para su futuro. Si ERC logra salir adelante, Junqueras y su equipo se verán reforzados; de lo contrario, la crisis interna podría reavivarse con más fuerza.
Uno de los aspectos que ERC debe abordar es la formalización de las corrientes internas que han surgido en respuesta a la crisis. Los nuevos estatutos del partido permiten la creación de corrientes internas, lo que podría ofrecer a los sectores críticos una plataforma para expresar sus inquietudes y propuestas. Sin embargo, la decisión de constituirse formalmente como corrientes aún está en el aire, y la falta de consenso podría dificultar la cohesión que el partido necesita para enfrentar los retos venideros.
La líder de la corriente Foc Nou, Helena Solà, ha señalado que el último año ha sido uno de los más complejos para ERC, no solo por la crisis interna, sino también por decisiones estratégicas que han generado descontento entre la base. La necesidad de redefinir objetivos y estrategias es urgente, y la búsqueda de nuevas voces dentro del partido podría ser clave para revitalizar su imagen y conectar con los votantes.
A medida que ERC navega por este periodo de incertidumbre, la relación con el gobierno de Illa también se presenta como un punto crítico. Junqueras ha establecido un camino claro al convertirse en socio parlamentario del president, pero las expectativas de avances en temas sensibles, como la financiación y la mejora de los servicios públicos, son altas. La fecha límite del 30 de junio para que Illa presente propuestas concretas será un momento clave para evaluar la efectividad de esta colaboración y la respuesta de ERC ante sus bases.
En resumen, ERC se encuentra en un momento decisivo de su historia. La capacidad del partido para superar sus divisiones internas y adaptarse a un panorama político cambiante será fundamental para su éxito en las próximas elecciones. La resiliencia de sus militantes y la habilidad de su liderazgo para unir fuerzas en torno a un objetivo común determinarán el futuro de esta histórica formación política en Catalunya.