La educación en España enfrenta un reto significativo en la gestión del aula, un aspecto que ha cobrado relevancia en los últimos años. Según el último informe de la OCDE, un alarmante 30% de los docentes afirma que pierden una cantidad considerable de tiempo en clase debido a interrupciones constantes y a un ambiente de trabajo poco propicio. Este fenómeno ha llevado a la comunidad educativa a cuestionar la eficacia de las estrategias actuales para mantener la disciplina y fomentar un entorno de aprendizaje adecuado.
La disciplina en el aula no se refiere únicamente a conflictos graves, sino a una serie de disrupciones cotidianas que afectan el proceso educativo. Faltas de respeto, desmotivación y falta de autocontrol son solo algunas de las problemáticas que los docentes enfrentan diariamente. A pesar de que la OCDE destaca un ambiente escolar generalmente positivo en España, un informe reciente del sindicato Csif revela una realidad más sombría: el 91% de los docentes de la educación pública reportan problemas de convivencia en sus clases, con un 60% admitiendo que la violencia entre alumnos es un problema frecuente.
### La Figura del Coordinador de Bienestar: ¿Una Solución Efectiva?
En respuesta a esta crisis, se introdujo en 2021 la ley de protección a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, que institucionalizó la figura de los coordinadores de bienestar en las escuelas. Sin embargo, la implementación de estos coordinadores, conocidos como ‘cocobe’, ha sido problemática. En Catalunya, su llegada en septiembre de 2023 estuvo marcada por críticas sobre la falta de recursos y la sensación de soledad y desbordamiento que experimentan estos profesionales.
A pesar de la asignación de 3,9 millones de euros anuales por parte del gobierno para apoyar esta figura, muchos docentes, como Mercè López, una maestra con dos décadas de experiencia, consideran que esta medida es insuficiente. López critica que los coordinadores no trabajan directamente con los alumnos, sino que su labor se limita a formar y orientar a otros profesores. «¿De verdad en una hora a la semana vamos a solucionar problemas de convivencia?», se pregunta, enfatizando la necesidad de un cambio más profundo en el sistema educativo.
La falta de presencia de las familias en la vida de los niños también se menciona como un factor que contribuye a la crisis de disciplina. La maestra sostiene que el colegio debe asumir un papel más activo en la educación emocional de los estudiantes, sugiriendo que el profesorado debería recibir formación en psicoeducación para abordar estos problemas de manera más efectiva.
### La Realidad de la Convivencia Escolar
Por otro lado, la experiencia de Toni García Arias, director de un colegio en San Javier, Murcia, ofrece una perspectiva diferente. En su institución, que alberga a estudiantes de diversas nacionalidades y contextos socioeconómicos, se han implementado medidas para penalizar no solo los comportamientos más graves, sino también las pequeñas infracciones que afectan la convivencia. García Arias ha creado patrullas de mediación, donde los propios alumnos asumen la responsabilidad de mantener el orden y la disciplina en el aula.
Este enfoque ha demostrado ser efectivo, ya que ha permitido crear un clima de convivencia más saludable en su escuela. Sin embargo, García Arias también reconoce que este proceso no ha sido fácil y que requiere un compromiso constante por parte de toda la comunidad educativa. La idea de responsabilizar a los alumnos por su comportamiento ha sido clave en su estrategia, promoviendo un sentido de pertenencia y responsabilidad entre los estudiantes.
A pesar de los esfuerzos de algunos educadores, la lucha contra el bullying y otras formas de violencia en el aula sigue siendo un desafío. Muchos docentes sienten que los protocolos establecidos para abordar estos problemas son ineficaces, quedando a menudo en papel mojado. La frustración entre los coordinadores y profesores es palpable, ya que muchos consideran que las soluciones actuales son meros parches que no abordan las raíces del problema.
La situación actual en las aulas de España refleja una crisis que va más allá de la simple gestión del comportamiento. La falta de un enfoque integral que incluya la participación activa de las familias, la formación adecuada del profesorado y la implementación efectiva de políticas de convivencia es fundamental para revertir esta tendencia. La educación es un pilar esencial para el desarrollo de la sociedad, y es imperativo que se tomen medidas efectivas para garantizar un ambiente de aprendizaje seguro y respetuoso para todos los estudiantes.
