La economía global se enfrenta a constantes desafíos, y la capacidad de adaptación y renovación se ha vuelto más crucial que nunca. En este contexto, el estudio del economista Arturo Bris, director del Centro de Competitividad Mundial del IMD Business School, ofrece una perspectiva valiosa sobre cómo los países pueden mejorar su competitividad y prosperar a pesar de las adversidades. En su análisis, Bris destaca que el índice de competitividad no solo mide la productividad y las tasas de empleo, sino que también considera factores políticos, culturales y sociales que influyen en el desarrollo económico.
### La Evolución de la Competitividad Global
En el reciente ránking de competitividad, Suiza, Singapur y Hong Kong ocupan los primeros lugares, mientras que España se sitúa en el puesto 39. Este resultado plantea interrogantes sobre las estrategias que deben adoptar los países para mejorar su posición en el contexto global. Por ejemplo, Francia y Italia se encuentran en posiciones más favorables (32 y 43 respectivamente), lo que sugiere que hay lecciones que aprender de sus políticas y enfoques económicos.
Uno de los aspectos más destacados por Bris es la importancia de la innovación y la capacidad de los gobiernos para fomentar un entorno propicio para el desarrollo empresarial. La creación de un marco jurídico adecuado, políticas fiscales razonables y el acceso a capital son fundamentales para incentivar la investigación y el desarrollo. Sin embargo, en España, la inestabilidad normativa y la falta de claridad en las políticas han generado incertidumbre entre los inversores, lo que puede obstaculizar el crecimiento económico.
La historia económica de Austria, que se reconstruyó tras la devastación de la Primera Guerra Mundial, sirve como un ejemplo de cómo un país puede renacer de sus cenizas. A través de un enfoque colaborativo entre el gobierno y las élites empresariales, Austria logró establecer un modelo de desarrollo que podría ser replicado en otros contextos. Este tipo de resiliencia es esencial en un mundo donde las disrupciones tecnológicas son cada vez más frecuentes y profundas.
### La Destrucción Creativa y su Impacto en la Innovación
El concepto de «destrucción creativa», acuñado por el economista Joseph Schumpeter, se refiere a cómo las innovaciones pueden desestabilizar industrias y mercados establecidos, dando paso a nuevas oportunidades. En la actualidad, la velocidad de esta destrucción creativa es asombrosa. Empresas que una vez dominaron sus sectores han desaparecido o se han transformado radicalmente, lo que plantea la pregunta: ¿quiénes serán los líderes del mañana?
La capacidad de adaptación es clave. Las empresas y los países que no logran innovar corren el riesgo de quedar obsoletos. Este fenómeno se observa en la evolución de la tecnología y los cambios en las preferencias del consumidor. La pandemia de COVID-19 aceleró muchas de estas transformaciones, obligando a las empresas a adaptarse rápidamente a un entorno cambiante. Aquellas que pudieron pivotar y reinventarse han salido fortalecidas, mientras que otras han luchado por sobrevivir.
El espíritu de resiliencia también se refleja en comunidades que han enfrentado desastres naturales. Por ejemplo, en la Comunidad Valenciana, tras la devastación causada por la DANA, la sociedad se unió para reconstruir y revitalizar la región. Este esfuerzo colectivo, impulsado por la ambición y el orgullo local, demuestra que la colaboración entre el sector público y privado es esencial para la recuperación y el crecimiento.
Las historias de éxito, como las de Industrias Alegre y Gracia Burdeos, son ejemplos inspiradores de cómo la innovación y la determinación pueden llevar a la creación de nuevas oportunidades incluso en tiempos difíciles. Estos casos resaltan la importancia de la participación activa de la sociedad en el proceso de reconstrucción y desarrollo económico.
En resumen, la competitividad de un país no solo se mide por sus cifras económicas, sino también por su capacidad para adaptarse, innovar y superar adversidades. La historia nos enseña que, aunque los desafíos son inevitables, la resiliencia y la creatividad pueden transformar la destrucción en oportunidades de crecimiento. En un mundo en constante cambio, la habilidad para reinventarse será la clave para el éxito futuro de las naciones y las empresas.
