La estación fantasma de Correos, un rincón olvidado de la historia del metro de Barcelona, ha vuelto a abrir sus puertas tras más de 50 años de inactividad. Esta apertura, que se enmarca dentro de las celebraciones del Centenario del Metro de Barcelona, ha despertado un gran interés entre los ciudadanos, quienes han tenido la oportunidad de explorar este espacio que ha permanecido en la penumbra desde su cierre en 1972.
La estación, ubicada entre las paradas de Jaume I y Barceloneta, fue inaugurada en 1924 como parte de la primera línea de metro de la ciudad, conocida como Gran Metro. Desde su cierre, ha permanecido prácticamente intacta, conservando anuncios y elementos de su época que evocan un pasado vibrante. Durante las primeras visitas, los asistentes pudieron recorrer los 200 metros de túnel que conectan la estación con Jaume I, una experiencia que les permitió sumergirse en la historia del transporte público barcelonés.
### Un Patrimonio Histórico en el Corazón de Barcelona
La estación de Correos no solo es un testimonio del desarrollo del transporte en la ciudad, sino que también es un reflejo de la vida cotidiana de los barceloneses en el siglo XX. Con una longitud de 60 metros y un andén amplio, la estación fue un punto de paso crucial para miles de viajeros. A lo largo de los años, ha conservado carteles publicitarios que datan de su última época operativa, como los que promocionaban refrescos Canada Dry o los que hacían campaña electoral para el empresario Eduard Tarragona en 1971.
La historia de la estación está marcada por su cierre en 1972, cuando se interrumpió el servicio entre Jaume I y Correos debido a la prolongación de la línea hacia Barceloneta. Desde entonces, la estación ha permanecido en un estado de conservación casi perfecto, lo que la convierte en un lugar de interés tanto para los historiadores como para los curiosos. La falta de restauraciones significativas ha permitido que los visitantes vean el lugar tal como estaba hace más de cinco décadas, lo que añade un valor histórico inestimable a la experiencia.
Durante la reciente apertura, los visitantes expresaron su asombro al ver cómo la estación ha quedado «congelada en el tiempo». Arnau Vergés, uno de los afortunados que pudo acceder, comentó: «Lleva 50 años intacta, eso la hace valiosa por su historia, también para las personas del nuevo milenio que no la hemos vivido». Este tipo de comentarios reflejan el deseo de la ciudadanía de conectar con su patrimonio y entender mejor la evolución de su ciudad.
### Un Evento Único y Limitado
La apertura de la estación de Correos ha sido un evento excepcional, con un número limitado de entradas disponibles para el público. Las visitas se llevaron a cabo en un horario específico, aprovechando las horas en que el metro no está en funcionamiento. Este enfoque ha hecho que la experiencia sea aún más especial, ya que los visitantes pudieron explorar un espacio que normalmente está fuera de su alcance.
La primera teniente de alcalde, Laia Bonet, destacó la importancia de compartir este patrimonio con la ciudadanía, afirmando que conocer la historia del metro es conocer la historia de Barcelona. La respuesta del público ha sido abrumadora, con miles de personas intentando conseguir entradas, lo que llevó a que la web de reservas colapsara debido a la alta demanda.
El interés por la estación fantasma de Correos no solo se limita a su historia, sino que también se extiende a su representación en la cultura popular. La estación fue escenario de la película policíaca «Apartado de Correos 1001», que se considera un clásico del cine negro barcelonés. Este tipo de conexiones culturales añade una capa adicional de atractivo para los visitantes, quienes pueden apreciar no solo la historia del lugar, sino también su impacto en la cultura y el arte.
Con la apertura de la estación de Correos, se espera que se sigan organizando más visitas en el futuro. TMB, la empresa responsable del metro de Barcelona, ha anunciado planes para abrir nuevas plazas para visitar otras estaciones fantasma, como la de Gaudí, lo que promete seguir alimentando el interés por la historia del transporte en la ciudad.
La estación fantasma de Correos es un recordatorio de la rica historia de Barcelona y de cómo el transporte público ha jugado un papel crucial en la vida de sus ciudadanos. A medida que más personas tienen la oportunidad de explorar este espacio, se espera que el interés por el patrimonio histórico de la ciudad continúe creciendo, fomentando un mayor aprecio por la historia y la cultura local.