El reciente robo de joyas en el Museo del Louvre ha reavivado el interés por los robos de arte a lo largo de la historia. Este incidente no es un caso aislado; en realidad, se suma a una larga lista de hurtos que han tenido lugar en museos y galerías de todo el mundo. A pesar de las avanzadas medidas de seguridad que implementan estas instituciones, los ladrones han logrado llevarse obras de arte de incalculable valor. A continuación, exploraremos algunos de los robos más notorios en la historia del arte, desde la famosa Gioconda hasta los robos más recientes en España.
### Robos Históricos que Marcaron Época
Uno de los robos más célebres de la historia del arte ocurrió el 21 de agosto de 1911, cuando un empleado del Museo del Louvre, Vincenzo Peruggia, sustrajo la famosa pintura de Leonardo da Vinci, ‘La Gioconda’. Este robo fue particularmente impactante, ya que la obra era ya conocida y venerada en todo el mundo. Peruggia, un italiano que había trabajado en el museo, argumentó que su intención era devolver la pintura a Italia, de donde había sido llevada. El cuadro fue recuperado dos años después, pero el escándalo que generó el robo ayudó a aumentar la fama de la obra.
Otro caso notable es el robo de 11 obras maestras del Museo Gardner en Boston el 18 de marzo de 1990. Este atraco, que se estima que tuvo un valor de 100 millones de euros, incluyó obras de grandes maestros como Rembrandt, Degas y Vermeer. A pesar de las investigaciones, muchas de estas obras siguen desaparecidas, lo que ha convertido este caso en uno de los misterios más intrigantes del arte.
En el Museo Van Gogh de Ámsterdam, dos ladrones armados lograron robar 20 cuadros, incluyendo ‘Los Girasoles’. Sin embargo, el botín fue recuperado poco después, lo que demuestra que no todos los robos terminan en éxito para los ladrones. En contraste, el Hermitage de Rusia sufrió un robo en 1999, cuando un funcionario y su esposa sustrajeron 226 piezas de arte, que fueron descubiertas años después durante un inventario.
### Robos Recientes y el Impacto en el Patrimonio Cultural
En el siglo XXI, España también ha sido escenario de robos de arte que han captado la atención pública. En agosto de 2001, se robaron 17 cuadros de la colección privada de la empresaria Esther Koplowitz en Madrid, incluyendo obras de Goya. Gracias a la intervención policial, estas obras fueron recuperadas entre 2001 y 2002. Sin embargo, no todos los robos han tenido un final feliz. En julio de 2011, un electricista despedido de la catedral de Santiago de Compostela sustrajo el Códice Calixtino, un manuscrito de gran valor histórico y cultural.
En junio de 2015, cinco obras de Francis Bacon, valoradas en más de 25 millones de euros, fueron robadas en la vivienda de José Capelo, pareja del pintor irlandés. Este robo subrayó la vulnerabilidad de las colecciones privadas y la necesidad de una mayor protección para el patrimonio cultural.
Más recientemente, el 15 de octubre de 2025, se reportó la desaparición de ‘Naturaleza muerta con guitarra’, una obra de Picasso que salió de Madrid para ser expuesta en Granada, pero nunca llegó a su destino. Este incidente ha generado preocupación sobre la seguridad en el transporte de obras de arte y la responsabilidad de las instituciones involucradas.
Además de los museos, los hoteles y castillos también han sido blanco de robos. En julio de 2013, el hotel Carlton de Cannes fue escenario de un robo de joyas valoradas en 136 millones de dólares. Los ladrones se llevaron 72 piezas de gran valor, lo que demuestra que el arte y las joyas no están a salvo en ningún lugar.
En 2021, un conjunto de cuentas de rosario pertenecientes a María Estuardo, reina de Escocia, fue robado del castillo de Arundel, junto con otros objetos valiosos. Estos robos no solo afectan a las instituciones, sino que también tienen un impacto significativo en la cultura y la historia, ya que muchas de estas obras son irremplazables.
La historia de los robos de arte es un recordatorio de la fragilidad del patrimonio cultural y la constante lucha entre la seguridad y el crimen. A medida que las técnicas de seguridad evolucionan, también lo hacen las tácticas de los ladrones, lo que plantea un desafío continuo para los museos y galerías de todo el mundo. La protección de estas obras maestras es esencial no solo para preservar la historia del arte, sino también para garantizar que futuras generaciones puedan disfrutar de ellas.