Guillermo Fernández Vara, quien fue presidente de la Junta de Extremadura en dos periodos, ha dejado una huella imborrable en la política española. Su reciente fallecimiento ha conmocionado a la sociedad extremeña y al Partido Socialista, donde se le recuerda como un líder moderado y conciliador. A lo largo de su carrera, Fernández Vara se destacó por su capacidad de diálogo y su compromiso con la igualdad de oportunidades, convirtiéndose en un referente para muchos.
### Trayectoria política y contribuciones a Extremadura
Nacido en Olivenza, Badajoz, en 1958, Fernández Vara se formó como médico y comenzó su carrera profesional en el ámbito de la medicina forense. Sin embargo, su vocación política lo llevó a unirse al Partido Socialista, donde rápidamente ascendió a posiciones de liderazgo. Desde 1995, ocupó diversos cargos en la Junta de Extremadura, incluyendo director general de Salud Pública y Consumo, consejero de Bienestar Social y Sanidad, y finalmente, presidente de la Junta.
Su llegada a la presidencia en 2006 marcó el inicio de una nueva etapa para Extremadura. Durante su mandato, Fernández Vara se centró en la modernización de la sanidad pública, logrando la transferencia de competencias del Gobierno central al autonómico, lo que permitió la creación del Servicio Extremeño de Salud (SES). Este hito fue fundamental para mejorar la atención sanitaria en la región, y su legado en este ámbito perdura hasta hoy.
A lo largo de su carrera, Fernández Vara también se enfrentó a desafíos significativos, como la primera derrota electoral del PSOE en Extremadura en 2011. A pesar de este revés, su capacidad para aprender de la experiencia y su deseo de servir a la comunidad lo llevaron a regresar al poder en 2015, donde continuó promoviendo políticas de consenso y diálogo. Su enfoque pragmático le permitió establecer acuerdos con el Partido Popular y otros grupos políticos, lo que resultó en importantes avances para la región.
### Un líder cercano y humano
Guillermo Fernández Vara no solo será recordado por sus logros políticos, sino también por su carácter afable y su cercanía con la gente. Era conocido por su estilo de vida sencillo y su dedicación a la familia. A pesar de su posición de poder, nunca perdió de vista sus raíces y siempre mantuvo una conexión con la ciudadanía. Era habitual verlo paseando por las calles de Mérida, conversando con los vecinos y mostrando interés por sus preocupaciones.
Su filosofía de vida se reflejaba en sus palabras: «Ganar y perder son dos caras de la misma moneda, lo importante es servir sin precio que se pueda pagar con moneda alguna». Esta visión lo convirtió en un político querido y respetado, no solo por sus seguidores, sino también por aquellos que estaban en desacuerdo con él. Su capacidad para escuchar y dialogar fue fundamental para construir puentes entre diferentes sectores de la sociedad.
A lo largo de su vida, Fernández Vara también enfrentó desafíos personales, incluyendo la pérdida de seres queridos y su propia lucha contra el cáncer. Sin embargo, su fortaleza y resiliencia lo llevaron a utilizar su experiencia personal para inspirar a otros. En sus últimos años, se convirtió en un símbolo de esperanza y lucha, defendiendo la importancia de la sanidad pública y el acceso a tratamientos para todos.
El legado de Guillermo Fernández Vara es un recordatorio de la importancia del diálogo en la política y de la necesidad de líderes que se preocupen genuinamente por el bienestar de su comunidad. Su vida y obra seguirán siendo un ejemplo para las futuras generaciones de políticos y ciudadanos comprometidos con el servicio público. Su partida deja un vacío en la política extremeña, pero su influencia perdurará en la memoria colectiva de aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo y trabajar a su lado.