La figura de Eduardo Mendoza ha cobrado un nuevo protagonismo tras recibir el Premio Princesa de Asturias de las Letras, un reconocimiento que se suma a su ya prestigiosa trayectoria literaria. En una reciente conversación en el pódcast ‘Libros y Cosas’, Mendoza compartió sus pensamientos sobre su carrera, la evolución de la literatura en España y su visión sobre la sociedad actual. A lo largo de esta charla, el autor de ‘La verdad sobre el caso Savolta’ reflexionó sobre su vida, su obra y los cambios que ha presenciado en el mundo literario y social.
Mendoza, quien ha sido una voz relevante en la literatura contemporánea española desde los años 70, se mostró sorprendido por la atención que ha recibido en los últimos años. A pesar de su éxito, el autor mantiene una perspectiva humilde sobre su carrera. «Siempre he tenido un aura de santidad, que se corresponde además con mi vida, he hecho buenas obras y algún milagro», bromeó, dejando entrever su sentido del humor característico. A sus 82 años, Mendoza se siente emocionado por la vida y la literatura, y se muestra agradecido por poder dedicarse exclusivamente a escribir, algo que considera un privilegio.
Uno de los temas centrales de la conversación fue el impacto del turismo masivo en ciudades como Barcelona, que Mendoza describe como un fenómeno que ha transformado la forma en que se experimenta el viaje. «Las ciudades que tienen algún atractivo están completamente desbordadas», reflexionó, señalando que el auge de los vuelos de bajo costo ha cambiado la dinámica del turismo. Esta transformación ha llevado a una saturación que, según él, afecta tanto a los residentes como a los visitantes. Mendoza, quien ha retratado Barcelona en muchas de sus obras, se siente responsable de representar la ciudad, aunque no desea ser visto como un representante oficial.
El autor también abordó la evolución de la literatura en España desde sus inicios. Recordó que, hasta los años 60, el país enfrentaba un alto índice de analfabetismo, lo que dificultaba la labor de los escritores. Sin embargo, con la llegada de agentes literarios como Carmen Balcells, el panorama cambió radicalmente. Mendoza destacó la importancia de esta época, que permitió a muchos autores ser valorados y reconocidos. A pesar de los altibajos en su carrera, se siente afortunado de contar con un grupo de lectores fieles que aprecian su trabajo.
En cuanto a la literatura actual, Mendoza expresó su desconcierto ante las preferencias de los lectores contemporáneos. «Este libro engancha, dicen… A mí es una palabra que me pone frenético», comentó, criticando la tendencia a buscar lecturas que requieran poco esfuerzo. Para él, la literatura debería ser un espacio para el desafío intelectual y la reflexión, y lamenta que muchos lectores se alejen de obras que podrían enriquecer su comprensión del mundo.
La conversación también tocó temas políticos y sociales, donde Mendoza compartió su percepción de un «final de trayecto» en la sociedad actual. Sin embargo, se mostró optimista, afirmando que no cree que se produzca un cambio radical en el futuro. «Arrastramos unos lastres tremendos, no sé si heredados del franquismo o ya es congénito», reflexionó sobre la corrupción que ha plagado la historia de España. Para él, la corrupción es un «gusano que nos corroe» y que ha estado presente a lo largo de la historia del país.
Eduardo Mendoza continúa siendo una figura relevante en el panorama literario español, no solo por su obra, sino también por su capacidad de reflexión sobre la sociedad y la literatura. Su humor, su crítica y su amor por la escritura lo convierten en un autor indispensable para entender la evolución de la literatura contemporánea en España. A medida que se prepara para recibir el Premio Princesa de Asturias, Mendoza sigue siendo un testigo y un comentarista agudo de los cambios que afectan tanto a su ciudad natal como al mundo literario en general. Su legado, sin duda, seguirá influyendo en futuras generaciones de escritores y lectores.