El devastador terremoto de magnitud 6.0 que sacudió el este de Afganistán el 31 de agosto ha dejado una estela de destrucción y sufrimiento, especialmente entre las mujeres y niñas de la región. Este evento natural, que ocurrió en la noche cuando muchas familias dormían en sus frágiles hogares de adobe, ha sido calificado como una catástrofe de género previsible. La evidencia sugiere que las políticas restrictivas del régimen talibán han exacerbado la situación, convirtiendo a las mujeres en las principales víctimas de esta tragedia.
### La Desigualdad en la Tragedia
Las cifras son alarmantes: más de 2.200 muertos y 3.700 heridos, según informes de la ONU. Sin embargo, el impacto no ha sido uniforme. Las mujeres y los niños han constituido la mayoría de las víctimas, y esto se debe en gran parte a las políticas que limitan la movilidad y la autonomía de las mujeres. En un contexto donde las casas carecen de refuerzos sísmicos, las normas culturales que obligan a las mujeres a permanecer en el hogar durante situaciones de emergencia se convierten en trampas mortales.
La situación se agrava aún más por las restricciones impuestas por el régimen talibán, que prohíbe a las mujeres recibir atención médica de hombres. Esta prohibición ha llevado a una escasez crítica de personal sanitario femenino, lo que ha resultado en una crisis de atención médica para las supervivientes. Un funcionario de un hospital en Kunar, una de las provincias más afectadas, reportó una abrumadora mayoría de hombres hospitalizados en comparación con las mujeres, no porque estas últimas necesiten menos atención, sino por el acceso desigual a los servicios de salud.
Las barreras culturales y religiosas en las comunidades rurales de Afganistán han sido profundamente arraigadas, y los edictos talibanes han exacerbado esta situación. En muchas de estas comunidades, el contacto físico entre una mujer y un hombre que no sea un pariente cercano es considerado una violación grave del honor familiar. Como resultado, muchas familias prefieren que una mujer sufra en casa con una herida grave antes que exponerla a un médico varón, lo que explica por qué muchas víctimas nunca llegan a los hospitales.
### La Respuesta Humanitaria y sus Desafíos
La respuesta humanitaria a esta crisis depende en gran medida de las trabajadoras afganas, quienes son las únicas que pueden llegar a las mujeres afectadas. Sin embargo, su labor está constantemente amenazada por los mismos edictos que las hacen indispensables. La falta de instalaciones adecuadas y de personal femenino ha llevado a situaciones extremas, como la historia de Pakiza, una partera que tuvo que asistir a un parto al aire libre utilizando solo un botiquín de primeros auxilios. Esta situación ilustra la grave falta de atención médica y la necesidad urgente de soluciones que aborden tanto la crisis humanitaria como la desigualdad de género.
El terremoto también ha devastado los medios de vida de muchas mujeres rurales, quienes dependían de actividades como la sastrería o la cría de animales, ahora destruidas. Para las más de 11.600 mujeres embarazadas en la zona, la falta de atención materna se ha convertido en una amenaza mortal. La situación es aún más crítica dado que casi 23 millones de personas en Afganistán ya necesitaban ayuda humanitaria antes del terremoto, y la llegada de casi dos millones de retornados de Irán y Pakistán ha complicado aún más la situación.
La comunidad internacional enfrenta un desafío monumental para abordar esta crisis. La necesidad de atención médica, refugio y asistencia humanitaria es urgente, pero las restricciones impuestas por el régimen talibán complican la entrega de ayuda. Las trabajadoras humanitarias, que son esenciales para la respuesta, deben navegar por un entorno hostil donde su seguridad y capacidad para operar están en constante riesgo.
La tragedia del terremoto en Afganistán no solo es un desastre natural, sino también un reflejo de las profundas desigualdades de género que persisten en el país. La falta de acceso a atención médica y la violencia estructural contra las mujeres son problemas que deben ser abordados de manera integral. La comunidad internacional debe actuar con rapidez y determinación para garantizar que las mujeres y niñas afganas reciban la atención y el apoyo que necesitan para sobrevivir y recuperarse de esta crisis devastadora.